Síguenos F Y T I T R
Hoy es noticiaEs noticia:
Asseguts a sa vorera

Lo siento, ¿o no?

|

Lo siento. En total, ocho letras. Dos palabras. Una frase con sujeto tácito o elíptico que omite el ‘Yo’ pero no lo esconde lo suficiente. Una expresión que cada día se lee menos y se escucha todavía mucho menos. Un sentimiento a la baja, huérfano cada vez más de alguien que lo sienta, porque hoy en día no se disculpa ni el más vil de los villanos. Y el mundo está crispado, muy crispado, porque parece como si fuera más importante compartir el error que asumir el fallo. Te propongo un juego, ¿cuántas veces la has oído en la última semana?

Climatológicamente el planeta se está marchando al carajo mientras socialmente la sociedad también lo hace con unos humanos empeñados en ser cada vez más seres y menos personas. Ocho letras, como te decía, que cuesta horrores oír pero también mucho más decirlo. Ya no nos disculpamos como lo hacíamos, ni mucho menos como se merece la sociedad.

Hay errores que se cometen, se deberían asumir y, después, se deberían corregir. Pero en ese ambiente pueril, tóxico y de vergüenza ajena por el que nos movemos escuchamos más ladridos irracionales que palabras de arrepentimiento. Si alguien se equivoca, lo mejor es disculparse cuanto antes con la persona afectada, no porque pueda cambiar el dolor de ese fallo pero sí para mostrar algo de arrepentimiento, empatía o, sencillamente, humanidad.

En estos días que se han destapado un montón de irregularidades y situaciones que parecen irreales, propias de un país de pandereta con ministros, ministras y monigotes que no saben ser políticos y, en muchos casos, tampoco personas. El ejemplo de las pulseras contra violencia machista es el caso más claro.

¿De qué te sirve amparándote en la excusa de que esos fallos son bulos y fango cuando salen testimonios de afectadas, técnicos y personal jurídico que demuestran que han existido? Reconócelo, asúmelo y que los responsables paguen el precio que tengan que pagar por muy alto que sea, cuando el daño y el dolor que provoca ese error es gigante e incalculable.

En esta polarización constante en la que nos han metido parece que no cabe el margen para equivocarse y, mucho menos para rectificar. Y esta actitud deleznable se suma a otras actitudes que empapan la sociedad de una forma en la que nos perjudicamos.   

Ojalá escuchásemos mucho más eso de «lo siento», pero sería muchísimo mejor para todos y más importante que de verdad lo sintiéramos.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto