Durante cinco años los residentes en Fornells convivieron, entre la resignación forzosa y las protestas de los restauradores y comerciantes, con las incomodidades de la obra que suponía la reforma integral de su emblemático puerto.
Desde 2019 hasta marzo de 2024 los trabajos para la mejora de sus infraestructuras, amarres, zona de baños y servicios, incluidas redes de alcantarillado y saneamiento, y el realce de sus espacios públicos se fueron prolongando sin contar con la aprobación general de la gente de Fornells que sí ha dado por bueno, finalmente, el resultado visual conseguido porque sintoniza con la belleza del pueblo norteño.
Como excepción inicial, el edificio de servicios levantado en superficie donde años atrás se erigía el restaurante Es Pla fue uno de los más contestados por los lugareños, sin que el Govern del Pacte atendiera su rechazo pese al clamor popular.
Ahora, 18 meses después de que se dieran por concluidas las obras con una inversión pública que superó los 8 millones de euros, además de aquella construcción evitable que coarta el paisaje en la explanada, en primera línea de mar, las anomalías detectadas por la auditoría encargada por el Ejecutivo al Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, provocan incredulidad y no menos indignación.
Fallos en la tramitación y ejecución de las obras, deficiencias en el diseño del proyecto, infiltración de agua marina en la red de saneamiento, red construida sin pendiente suficiente ni sistemas adecuados de bombeo y defectos en las juntas de canalizaciones dan como resultado los vertidos de aguas fecales que se repiten en los días de lluvias intensas. Aunque resulte difícil de entender en el proyecto no se tuvo en cuenta que las aguas pluviales de muchas viviendas están conectadas a la red de saneamiento. Por ahora nadie ha asumido la responsabilidad de estas carencias que implican otro proyecto para solventar las principales anomalías y una nueva inversión.