Otoño rima con retoño. O con gazmoño, que es alguien que finge devoción, escrúpulos y virtudes que no tiene. Pueden utilizarse adjetivos similares, como mojigato, santurrón, puritano, hipócrita. Son términos despectivos, pero tampoco conviene irse al otro extremo y ser disipado o libertino.
Un retoño o vástago es el tallo que echa de nuevo una planta. También le llamamos así al hijo de una persona, especialmente si es de corta edad. Todo en la naturaleza sigue un ciclo de envejecimiento y renovación. Renovarse o morir. La naturaleza es maravillosa.
El otoño es una estación templada que en el hemisferio boreal corresponde a los meses de septiembre, octubre y noviembre. Lo asociamos con la caída de las hojas, algo melancólico. Un biólogo explicará que la caída de las hojas es un mecanismo de defensa y ahorro de energía en los árboles de hoja caduca, que ocurre debido a la disminución de las horas de luz y al frío. La hojarasca fertiliza el suelo. Igual que plantas y animales se reproducen transmitiendo sus genes de generación en generación, las leyendas son relatos que se transmiten y suelen exaltar héroes o determinados valores, combinando elementos reales y fantásticos. En latín medieval, «leyenda» significa lo que ha de ser leído.
En Menorca tenemos la leyenda de Xoroi, una historia de amor trágica. Pero como la muerte no es el final, inventamos a la chica de la curva, que es una leyenda urbana.