La atención sanitaria es uno de los bienes más preciados que tiene la Isla. Según la encuesta del IBES que hemos publicado en las dos últimas semanas, el 44,7 por ciento de los menorquines considera que la sanidad es buena o muy buena por solo un 14,2 que la califica de mala o muy mala.
¿Cuál es el futuro de la atención sanitaria? Ayer, una vez más, en el Foro Menorca Mira al Futuro del Llatzeret, se hizo una radiografía de la mano experta del médico de Urgencias Claudio Triay y los asistentes se dieron cuenta de los enormes retos que habrá que afrontar. Los síntomas ya se notan pero las consecuencias de las actuales tendencias todavía no se han manifestado. Hará falta tal planificación y dotación de recursos para mantener esos niveles de satisfacción de los ciudadanos que habría que tratar a la sanidad pública desde hoy como si fuera un paciente de urgencias. Hay planes en marcha pero se antojan insuficientes. Hasta tal punto, que Triay puso sobre la mesa la posibilidad del copago, es decir que empecemos a pagar de nuestros bolsillos una parte de lo que cuesta este servicio público fundamental.
Las medidas de gestión están más limitadas en un territorio insular, cuyos residentes tienen el mismo derecho que los peninsulares o mallorquines a ser atendidos con los mismos recursos. Por eso también habría que reivindicar un trato específico para las islas menores, en dotación de servicios e infraestructuras.
Vivienda, recursos hídricos y sanidad son las prioridades de la gestión pública. Ya ello hay que destinar inversiones importantes. La sociedad es sensible a los dos primeros casos. Hace falta reivindicar más la prioridad de la atención sanitaria. Por ejemplo, ¿qué es más importante hoy invertir en ampliar y mejorar el aeropuerto de Menorca o acabar la obra y poner en marcha el sociosanitario de Verge del Toro?