La juez Mercedes Alaya, que instruye el caso de los ERE fraudulentos de Andalucía, es la protagonista de la portada del último número de «Vanity Fair» con una imagen tomada por uno de los fotógrafos de la revista.
Con el titular «Alaya, la juez indomable», la revista aborda su pasado con testimonios de amigos íntimos y asegura que, debido a las presiones que sufre, ha pensado en abandonar la magistratura cuando acabe de instruir la macrocausa de los ERE, que empezó hace tres años y que acumula 183 imputados.
La revista, que no recoge declaraciones de la juez, destaca que la instrucción del caso de los ERE «ha despertado las críticas de abogados, fiscales y de la Audiencia Provincial de Sevilla. Frente a ellos, el silencio de la juez Mercedes Alaya no ha hecho más que alimentar su leyenda».
Entre los textos destacados, la revista afirma que la juez «tenía 15 años cuando murió su padre», lo que le dejó en «shock», y que «años más tarde llegó el segundo drama familiar», cuando su hermano falleció con 34 años.
«¿No es una muestra de su independencia que impute a amigos y conocidos suyos y de su marido? Es insobornable y cuadriculada», dice una amiga íntima de la juez, nacida en Sevilla en 1963 y con cuatro hijos.
Malversación
El texto, ilustrado con fotografías de Alaya que la revista ha asegurado a Efe que le ha tomado en la calle y otras ya publicadas, recuerda que Alaya investiga la posible malversación millonaria de fondos públicos de la Junta de Andalucía a empresarios, sindicatos, antiguos cargos del PSOE, bufetes de abogados y consultoras.
Por ello, «la magistrada se ha convertido en el punto de mira de la prensa. Su silencio ha servido para alimentar su leyenda», señala la publicación antes de indicar que «por primera vez, los amigos más íntimos de la juez hablan para trazar el perfil de la magistrada. También lo han hecho sus enemigos».
De familia adinerada y embarazada de su primera hija, logró aprobar en nueve meses las oposiciones a juez, resalta el texto, donde se citan algunos de sus comentarios durante la toma de declaración a imputados: «Me está usted mintiendo descaradamente», «colabore de una puñetera vez» o «deje de hacer teatro».
También señala que la juez no va a ningún acto social sin su esposo, Jorge Castro, quien asegura a sus íntimos que «en casa quien manda soy yo» porque «no podría estar al lado de una mujer que me dominara».
«Los fiscales y abogados están en pie de guerra contra Alaya. Incluso se han reunido porque quieren adoptar alguna medida conjunta para frenar lo que consideran es 'un abuso de poder excesivo'. Desde su punto de vista, la juez fuerza los límites de su función instructora», afirma la publicación.
«Frente a las críticas que tanto el PSOE e IU mantienen de que existe una coincidencia entre sus autos y los procesos electorales, sus íntimos contraatacan al unísono: «Mercedes ha votado a todo: PSOE, PP, incluso UPyD, pero desde que investiga temas políticos, no vota. Dice que con lo que sabe, no puede votar. Es apolítica», concluye la revista.