Entre cabañas de madera y un decorado de nieve y montañas blancas, Chanel dedicó un último adiós a Karl Lagerfeld en el Grand Palais de París, dos semanas después de su muerte, con un desfile emotivo que contó con algunas de sus musas, como Cara Delevingne o la actriz Penélope Cruz.
Más de un millar de invitados acudieron al acto, en el que se presentó la colección otoño-invierno 2019/20, y que arrancó con un minuto de silencio.
Chanel recibió a los asistentes con un pequeño cartel de recuerdo, un dibujo de Lagerfeld a carboncillo en el que aparece hablando con Coco Chanel, fundadora de la casa, bajo el título «El ritmo continúa», con lo que muestra su voluntad de que la transición sea lo más imperceptible posible.
Para disgusto de algunos, especialmente de quienes lo conocieron, el desfile pareció regirse más bien por otro conocido lema: «El espectáculo debe continuar», ya que muchos no dudaron en seguir grabando durante el minuto de silencio y fotografiarse en la pasarela, como si estar allí fuera un logro.
Amigos del diseñador, como Inès de la Fressange, quien fue su musa durante una década a partir de la entrada del alemán en Chanel en 1983, no se vio capaz de ir, según escribió en Instagram una amiga personal de la exmodelo, Sophie Fontanel.
Sí asistió Naomi Campbell, que tuvo una entrada magistral en mitad del escenario blanco, una vez que todos los invitados estaban sentados. Apareció vestida con un traje en «tweed» dorado y negro de la línea «Métiers d'Art» de la firma.
En la que fue la última colección diseñada por Lagerfeld, también estuvieron amigas cercanas como las actrices Kristen Stewart y Marion Cotillard, la modelo Claudia Schiffer o la cantante Janelle Monáe.
«Hoy estamos ante la más absurda reanimación de marcas pero en aquel momento eso no se hacía, se necesitaban nombres nuevos, había un mundo nuevo por construir», narró Lagerfeld en una grabación que rememoraba su primera negativa a dirigir la firma.
«Cuando me lo propusieron por segunda vez acepté porque todo el mundo me decía 'no lo hagas, no va a funcionar', pero fue la primera vez en la que una marca volvió a estar de moda», contó.
Tras ello, Delevingne, durante años protegida del «káiser» y ahora retirada de las pasarelas, abrió el desfile con un abrigo extralargo en pata de gallo, sobre un conjunto blanco y negro en «tweed» estampado a cuadros de pantalón de pata ancha y camisa con escote en v. Un sombrero de ala ancha tipo fedora completaba el estilismo.
Este «look», inspirado de los «gángster» americanos de los años 30, se repitió en los primeros pasajes, coloreados en tonos marrones y negros.
Después, el blanco y el negro inundaron el escenario, con jerséis de punto con estampados «fair isle» en pedrería, abrigos jaspeados y faldas de lana en «jacquard», a juego con la decoración alpina.
Lagerfeld también ideó para esta colección faldas y chaquetas tipo «bomber» en monocolor, en naranja o turquesa, pantalones de piel e impermeables en rosa fucsia o deportivas sudaderas con bolsillo central pero realizadas en «tweed», el tejido más famoso de la casa.
Cerraron la pasarela varias faldas cortas con plumas y pedrería, una de las cuales vistió la actriz Penélope Cruz, que el año pasado se convirtió en la primera embajadora española de la firma.
La intérprete desfiló con una flor blanca en la mano y se mostró un tanto tímida pero sonriente, como lo hicieron también muchas modelos durante el carrusel final, al ritmo del clásico «Heroes», de David Bowie.
La música indicaba que Chanel quería despedirse festejando la memoria de Lagerfeld, pero muchos invitados e incluso modelos, como Mariacarla Boscono, no pudieron contener las lágrimas durante la ovación final.
Especialmente dura fue la salida de su sucesora y durante años mano derecha, Virginie Viard, que salió a saludar cabizbaja y se retiró inmediatamente de la vista de los invitados.
Ahora, empieza una nueva etapa, de momento con ella al frente, y la «maison» ha dado la orden: «El ritmo continúa».