«Sabemos de la implicación de Su Majestad con las causas humanitarias y la estrecha vinculación con las enfermedades raras, por lo que recurrimos desesperadamente a su apelación como última opción de poder ofrecerle a Ablaye una muerte humanizada al lado de su hijo». Esta es una de las últimas cartas que ha recibido la reina Letizia, en referencia al caso del senegalés Ablaye Mboup. Como tantas personas, Ablaye abandonó su país natal en busca de una vida mejor, para él y su familia. Lo dejó todo en Thiès, a sus tres hijos y su trabajo en la banca, y llegó a España. Hace diez años Ablaye fue diagnosticado de una enfermedad rara y sin cura: la hipertensión arterial pulmonar. Con el tiempo la dolencia le ha consumido y hace poco recibió el peor de los diagnósticos. Su último deseo era pasar sus últimos días en compañía de su hijo mayor, Cheikh, carpintero en Dakar.
Han sido muchas las personas que han tratado de ayudarle. Desde su enfermero, Pablo Guardado, hasta la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar, los remitentes de la misiva a la reina. «Para Ablaye, el impacto de la enfermedad ha sido muy grande, ya que no sólo ha tenido que aceptar y asumir que padece una enfermedad rara y sin cura, sino que, además, no ha tenido el soporte emocional de la familia, en especial de sus hijos, que residen en Senegal», continuaba la carta. Su conmovedora historia propició que más de 60.000 personas firmaran una petición en la plataforma change.org para que su hijo, Cheikh, recibiese un visado especial para viajar a España y acompañarle en su último aliento.
Y, finalmente, lo consiguieron. No se sabe si fue a razón de la presión social, la intercesión de la reina, -que según confirman diferentes medios, contestó a la carta- o una mezcla de ambos factores, pero este lunes el Consulado de España en Dakar le ha concedido a Cheikh un visado especial a para volar a Málaga, donde su padre recibe cuidados paliativos en el Hospital Costa del Sol de Marbella. Ya tiene el pasaporte sellado y su viaje a España es inminente.