La Familia Real española trata con mucho hermetismo todo lo relacionado con la princesa Leonor y su hermana Sofía. Poco se sabe de las dos jóvenes, ya que apenas se conocen rasgos de su personalidad y sus apariciones públicas son bastante reducidas. Eso sí, cada vez que se las puede ver tanto sus estilismos como su imagen captan una gran cantidad de comentarios. La sonrisa de Leonor ha sido uno de los rasgos que más ha llamado la atención, ya que a sus 17 años a la joven todavía le faltan piezas dentales.
Esto tiene una explicación, y es que la princesa sufre agenesia dental, una enfermedad hereditaria que hace que falten algunas piezas de la dentadura, en su caso concreto los dos caninos (colmillos) superiores. El portal Saber vivir detalla que «se trata de una anomalía que puede aparecer en la dentición permanente o en los dientes de leche». La causa es principalmente por motivos hereditarios y/o genéticos. Mujer Hoy asegura que la princesa ya está tratando este problema con una ortodoncia invisible que podría actuar de dos formas: moviendo los dientes presentes para cerrar el hueco, o ampliando el espacio para colocar implantes.
Eso sí, el proceso será largo y la colocación de implantes no se recomienda hasta la mayoría de edad. Su hermana Sofía también ha mostrado en sus últimas apariciones este tipo de aparato para corregir su sonrisa. Pero este no es el único problema de salud que afecta a la Casa Real. En el mes de octubre trascendió que a la reina Letizia le habían detectado el neuroma de Morton en su pie izquierdo, una dolencia que afecta a los nervios de uno o varios nervios situados entre los dedos.
Se trata de una afección común y muy dolorosa del pie cuya sensación es similar a caminar sobre una canica, según detalla la clínica Mayo Clínic, y su aparición puede estar relacionada con el uso de zapatos con demasiado tacón o apretados. Los síntomas, entre otros, pueden ser una sensación como si tuvieras un guijarro en el zapato, dolor hacia los dedos u hormigueo o entumecimiento y en ocasiones el dolor es tan intenso que es necesario aplicar inyecciones de corticosteroides o, incluso, hacer una cirugía.