El príncipe Enrique, hijo menor del rey Carlos III del Reino Unido y la fallecida Diana de Gales, ha admitido que pudo afrontar el trauma de perder a su madre tras servir como militar en Afganistán, según lo ha revelado en un documental que ha estrenado la plataforma estadounidense Netflix. El duque de Sussex, que vive en EEUU tras apartarse de la monarquía británica a principios de 2020, dijo que tuvo que «luchar» con el trauma y que «nadie» a su «alrededor podía realmente ayudar».
«No tenía esa estructura de apoyo, esa red o ese consejo de experto para identificar realmente lo que me estaba pasando», afirmó el príncipe, de 38 años, en el documental «Heart of Invictus». El programa está centrado en la competencia deportiva especial que el príncipe ha creado para exmiembros de las fuerzas armadas que resultaron con heridas graves tras servir en conflictos. «Sólo puedo hablar de mi experiencia personal, mi gira por Afganistán en 2012 volando en (helicópteros) Apache, en algún momento después de eso hubo una revelación y el detonante para mí fue en realidad regresar de Afganistán», confesó.
Dijo que sus problemas venían de 1997, cuando su madre murió en París en un accidente de coche. «Nunca fui realmente consciente del trauma que tuve, nunca lo discutí, realmente no hablé de ello, y lo reprimí como lo habrían hecho la mayoría de los jóvenes», relató el príncipe. El duque de Sussex y su mujer, Meghan, decidieron apartarse de la familia real para vivir en Los Ángeles en descontento por la forma en que afirman que la duquesa fue tratada por la realeza. La duquesa de Sussex, que es mestiza, llegó a decir que alguien de la familia real preguntó de qué color sería su hijo Archie cuando naciera (en 2019).