El colágeno es una proteína responsable del buen estado de numerosas partes del organismo: los huesos, la piel, los músculos, etc. Sin embargo, el organismo tiende a reducir su producción con el paso de los años, dando lugar a la aparición de arrugas, dolor de las articulaciones... Por ello, se ha convertido en una práctica habitual la ingesta de suplementos de colágeno. Sin embargo, los expertos aseguran que no hay evidencias científicas que demuestre que estos cumplen sus objetivos.
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, recomienda apostar por la producción natural de colágeno, en lugar de recurrir a los suplementos. Para lograrlo aconseja comer alimentos de origen animal, ya que «la carne es una de las mejores fuentes de colágeno que podemos encontrar. Comiendo carne conseguimos que nuestro organismo disponga de los aminoácidos suficientes para que los cartílagos y las articulaciones estén en buen estado». No obstante, insiste en la necesidad de escoger bien las piezas. «Es preferible la carne magra como el pollo, el pavo o el conejo. De este modo, evitarás las grasas saturadas que contiene la carne roja (cordero, ternera o cerdo)».
Otro medida muy útil es «incluir un par de días a la semana en tu dieta un plato de sardinas, una ración de caballa o unos filetes de salmón; sería perfecto para tu salud cardiovascular, pero también para la de tu piel y tus huesos». Aunque su principal cualidad es su aporte proteico, el huevo también destaca como productor de colágeno, ya que contribuye a que la masa ósea esté fuerte.
El citado experto añade que las frutas y verduras también son una interesante fuente de colágeno. «Es el caso, por ejemplo, del limón, una fruta repleta de vitamina C que actúa como un antioxidante natural. La razón de incluir esta hortaliza en la galería está en el azufre que contiene. Esta sustancia ayuda a mejorar la circulación sanguínea (incluida la del cuero cabelludo) y aumenta la producción de colágeno».
Por su parte, «un puñadito de nueces, pistachos, piñones, avellanas o castañas puede ser una buena manera de cuidar de tu piel. Además, los pimientos y tomates contienen licopeno, una sustancia que, además de ser un excelente antioxidante, contribuye a la secreción de colágeno. También lo encontrarás en la sandía, las cerezas, las fresas o las frambuesas».
Los lácteos, en general, poseen un alto contenido en proteínas, por lo que favorece la producción de colágeno en el organismo; la mejor opción es que sean desnatados. La gelatina también es muy importante porque su rica composición en glicina y prolina permiten mejorar las estructuras de varios tejidos del organismo, fundamentalmente huesos, cartílagos, tendones y ligamentos Por ello, se recomienda su ingesta a personas con artrosis y osteoporosis.
March concluye que «para conseguir retardar el deterioro y firmeza de articulaciones, cartílagos, piel y musculatura es necesario tomar alimentos con cualidades antioxidantes y antiinflamatorias, que trabajarán conjuntamente con el colágeno. Las frutas con caroteno o la vitamina C son antioxidantes potentes, y las semillas de lino, de chía, los frutos secos crudos, el pescado azul, el aguacate o el aceite de oliva son grandes antiinflamatorios. Estos alimentos nos pueden ayudar a conseguir colágeno. La opinión general es que si tu alimentación es equilibrada, no será necesario incluir suplementos de colágeno en tu dieta. Además, hay voces autorizadas de la ciencia que dudan que la escasez de colágeno sea la principal responsable de la degeneración de la piel y las articulaciones, ya que hay otros muchos factores involucrados, como el deterioro de la elastina (otra proteína dérmica) y el estrés oxidante del ambiente.