La sandía es una de las frutas favoritas del verano. Su dulzura y su jugosidad la convierten en el alimento ideal para refrescarnos durante los calurosos meses estivales. Sin embargo, no siempre es fácil seleccionar la sandía perfecta. Aquí te presentamos algunos consejos clave para reconocer la más sabrosa. En primer lugar, el aspecto externo es un buen indicador de su calidad. Debe tener un color verde oscuro y uniforme, sin decoloraciones ni manchas. El tamaño también es importante. Aunque pueda parecer que las sandías más grandes son las más jugosas, en realidad es mejor optar por las de tamaño medio. Las sandías demasiado grandes pueden ser menos dulces y menos sabrosas.
Aunque el aspecto externo puede proporcionarnos algunas pistas, hay otros factores que deberíamos tener en cuenta. Uno de ellos es el peso. Una sandía de calidad debería ser pesada para su tamaño. Esto se debe a que esta fruta está compuesta en su mayor parte por agua, por lo que si es pesada probablemente estará llena de jugo. Además, podemos emplear el «truco del golpe» para saber si una sandía está en su punto justo de madurez. Este consiste en dar un golpe seco y escuchar el sonido que produce. Si el sonido es hueco, seguramente esté madura. Si el sonido es sordo, es posible que todavía no esté lista para ser consumida.
Otro detalle a considerar es la presencia de un área plana o decolorada en la corteza. Esto se conoce como «mancha de campo» y es el lugar donde la sandía estuvo en contacto con el suelo mientras crecía. Aunque puede parecer un defecto, una mancha de campo de color amarillo cremoso es una buena señal. Indica que ha permanecido en la vid el tiempo suficiente para madurar. Por último, aunque estos consejos pueden ayudarte a seleccionar una que sea de calidad, lo más importante es que elijas aquella que te atraiga. Después de todo, la sandía perfecta es aquella que satisface tus preferencias personales. Ahora solo queda cortarla y disfrutar de su refrescante sabor este verano.