La expresión 'tener más cuento que Calleja' se utiliza para referirse a alguien que se queja mucho sin motivo, que inventa excusas o que exagera la realidad. El origen de esta expresión se remonta al siglo XIX y está asociado a la figura de Saturnino Calleja Fernández y su editorial Calleja, donde se publicó una serie de cuentos infantiles ilustrados.
Saturnino Calleja, el editor de los cuentos infantiles
Calleja no era un personaje de ficción, sino un editor, escritor, traductor y pedagogo español que vivió entre 1853 y 1915. Su nombre completo era Saturnino Calleja Fernández y nació en Burgos, aunque se trasladó a Madrid a los 14 años para trabajar con su padre en el oficio de la encuadernación y la impresión.
En 1876, fundó su propia editorial, que se especializó en la educación infantil y en la publicación de cuentos ilustrados. Su objetivo era ofrecer materiales didácticos de calidad, baratos y adaptados a las nuevas corrientes pedagógicas, que defendían una enseñanza más amena y divertida.
Su editorial fue un éxito y llegó a publicar alrededor de 3.000 títulos, entre los que destacan los famosos Cuentos de Calleja, que fueron el primer contacto con la lectura de miles de niños españoles. Estos cuentos eran pequeños, coloridos y muy variados, e incluían tanto adaptaciones de clásicos como obras originales de autores como Juan Ramón Jiménez, que fue director literario de la editorial, o ilustradores como Salvador Bartolozzi, que fue director artístico.
El origen de la expresión
La gran popularidad de los cuentos de Calleja hizo que su apellido se convirtiera en sinónimo de cuento, pero no en el sentido literario, sino en el despectivo. Así, se empezó a usar la expresión 'tener más cuento que Calleja' para acusar a alguien de mentiroso, quejica o exagerado, como si tuviera más historias que contar que el propio editor.
Esta expresión es injusta con la figura de Calleja, que fue un pionero de la pedagogía moderna y un benefactor de la cultura española. Su labor editorial fue reconocida con la Gran Cruz de Alfonso XII y con el título de Comendador de la Real Orden de Isabel la Católica en 1892, una de las más altas condecoraciones que otorga el gobierno español. Además, fue un hombre comprometido con su tiempo y con la sociedad, que participó activamente en la política y en el periodismo, y que fundó varias instituciones educativas y culturales.