En el amplio espectro de gestos humanos, el beso ocupa un lugar especial, tejiendo lazos de amor, amistad y afecto. Sin embargo, más allá de sus connotaciones románticas y sociales, los besos encierran secretos beneficiosos para nuestra salud dental que podrían sorprender a más de uno. Expertos en odontología y estudios científicos recientes revelan que este acto tan íntimo no solo fortalece los vínculos emocionales sino que también contribuye significativamente a la salud de nuestros dientes y encías. Con motivo del Día Internacional del Beso, este sábado 13 de abril, explicamos sus beneficios.
Un escudo contra la caries y la erosión del esmalte
La caries dental, esa dolencia tan común y al mismo tiempo tan temida, encuentra en el beso un insospechado adversario. «La producción de saliva que genera un beso equilibra el pH de la boca e incrementa la cantidad de sales minerales, contribuyendo a eliminar los ácidos que provocan la caries y la erosión del esmalte», explican los expertos en salud dental. Este proceso natural de limpieza no solo ayuda a prevenir la formación de caries sino que también protege y fortalece el esmalte dental, la primera barrera de defensa de nuestros dientes. La saliva, ese fluido tantas veces subestimado, juega aquí un papel crucial. Su aumento durante el acto de besar facilita la remineralización dental, un proceso por el cual los minerales perdidos se reponen, ayudando a mantener fuertes y saludables tanto los dientes como las encías.
Un intercambio beneficioso de bacterias
Lejos de lo que se podría pensar, compartir bacterias a través de los besos puede tener efectos positivos en nuestra salud bucal. Según un estudio de la Organización de Investigación Científica Aplicada de Holanda (TNO), un beso de 10 segundos puede transferir hasta 80 millones de bacterias. Lejos de ser un dato alarmante, esta cifra revela cómo los besos pueden enriquecer nuestra microbiota oral con bacterias en su mayoría beneficiosas.
Estas no solo contribuyen a la creación de anticuerpos sino que también fortalecen nuestro sistema inmunológico, protegiéndonos contra infecciones que podrían afectar nuestra boca. Sin embargo, los dentistas advierten sobre la importancia de mantener hábitos de higiene saludables y realizar chequeos dentales periódicos. Este equilibrio es esencial para asegurar que el intercambio de bacterias actúe a favor de nuestra salud, evitando que las bacterias potencialmente dañinas tomen la delantera.
Alivio del estrés
El impacto del estrés en nuestra salud general es bien conocido, y nuestra salud bucal no es la excepción. Problemas como la gingivitis, inflamación de las encías, o el bruxismo, el rechinar de dientes, a menudo encuentran su origen o se ven agravados por el estrés. Aquí también los besos juegan un papel terapéutico, no solo en el ámbito emocional sino también en el físico.
Un estudio de la Universidad de Lafayette en Pennsylvania destaca cómo los besos liberan oxitocinas, hormonas que favorecen los sentimientos de afecto y bienestar, reduciendo al mismo tiempo los niveles de cortisol, conocida como la «hormona del estrés». Este efecto calmante tiene un impacto directo en la reducción de los problemas bucales asociados al estrés, promoviendo una salud oral más robusta.
Los besos, ese gesto tan humano y cargado de emoción, esconden en su simplicidad una serie de beneficios para la salud bucal que van más allá de lo imaginado. Desde prevenir la caries y proteger el esmalte hasta combatir las infecciones y reducir el estrés, los beneficios de besar son tan amplios como sorprendentes. Por supuesto, estos no reemplazan las buenas prácticas de higiene dental ni las visitas regulares al dentista, pero sin duda añaden un agradable y saludable aspecto a la lista de razones para compartir besos. En un mundo que a menudo subestima la importancia de los pequeños gestos, redescubrir los beneficios de besar es un recordatorio de que, en ocasiones, las mejores medicinas vienen en las formas más inesperadas y agradables.