El estornudo inverso, un fenómeno común pero a menudo desconcertante para los propietarios de perros, es una condición en la que el perro inhala aire rápidamente y de manera convulsiva, lo que produce un sonido característico similar a un gruñido o un ronquido. Aunque puede parecer alarmante, generalmente es un reflejo benigno que ayuda a despejar las vías nasales de irritantes.
Causas del estornudo inverso
Los episodios de estornudo inverso pueden ser provocados por una variedad de irritantes en la nariz o la garganta del perro, incluyendo polen, humo, o incluso un exceso de excitación. En algunos casos, los episodios pueden ser desencadenados por una actividad física intensa, cambios en la posición del cuello, o incluso por tirar del collar. Los perros con características físicas particulares, como los de razas braquicefálicas (de hocico corto) como los pugs y bulldogs, son más propensos a experimentar estos episodios debido a sus paladares blandos elongados y tráqueas estrechadas.
Además, condiciones como miasis nasal (infestación por larvas en la nariz), alergias o incluso infecciones pueden ser causantes de este fenómeno. El propio acto del estornudo inverso es un intento del perro de expulsar estos irritantes de la parte trasera de la garganta o del paladar blando.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico generalmente implica la observación de los síntomas durante un episodio, aunque en algunos casos se pueden requerir pruebas adicionales como radiografías o análisis de sangre para descartar otras condiciones respiratorias. A menudo, el estornudo inverso no requiere tratamiento, ya que los episodios son breves y se resuelven por sí solos. Sin embargo, si los episodios son frecuentes o severos, podría ser necesaria una intervención veterinaria para identificar y tratar la causa subyacente, como alergias o infecciones.
Durante un episodio de estornudo inverso, los propietarios pueden ayudar a su perro a sentirse más cómodo con técnicas simples como masajear suavemente la garganta o cubrir brevemente las fosas nasales para estimular la deglución. Cambiar la posición del perro o distraerlo con juguetes o comida también puede ayudar a detener el espasmo.
Prevención
Para los perros susceptibles, minimizar la exposición a irritantes conocidos y mantener un ambiente libre de humo y polvo puede ayudar a reducir la frecuencia de los episodios. Además, asegurarse de que el collar no esté demasiado ajustado y evitar la sobreexcitación pueden ser medidas preventivas efectivas.