La pensión de viudedad representa un pilar fundamental del sistema de protección social en España, beneficiando a más de 2,3 millones de personas según los últimos datos oficiales. Este 2025, tras la revalorización del 2,8%, los beneficiarios han visto incrementada su prestación, aunque deben mantenerse atentos a las condiciones que podrían provocar su pérdida.
Motivos principales de extinción
Entre las causas más relevantes que pueden llevar a la pérdida de esta ayuda económica destacan:
1. Nuevo matrimonio o pareja de hecho: La prestación se extinguirá automáticamente, salvo tres excepciones específicas: Cuando constituya la única fuente de ingresos del beneficiario, si el beneficiario tiene más de 61 años y es pensionista por incapacidad permanente, o cuando los ingresos conjuntos de la nueva unidad familiar no superen determinados umbrales establecidos
2. Fallecimiento del beneficiario: Causa natural de extinción que no requiere trámites adicionales por parte de los herederos.
3. Culpabilidad judicial: La declaración mediante sentencia firme de responsabilidad en el fallecimiento del causante conlleva la pérdida inmediata del derecho.
Casos especiales y situaciones excepcionales
La legislación contempla situaciones particulares que pueden afectar a la continuidad de la prestación:
- Fraude documental: Si se demuestra que las circunstancias declaradas del fallecimiento no corresponden con la realidad.
- Condenas por delitos graves: Específicamente en casos de homicidio o lesiones donde la víctima sea el causante de la pensión.
La pensión media de viudedad en España se sitúa en torno a los 847,31 euros mensuales, una cifra que varía según diversos factores como las cargas familiares, la edad del beneficiario y la existencia de discapacidad. Esta prestación supone un importante sostén económico para muchas familias españolas, especialmente para mujeres mayores de 65 años, que constituyen el grupo mayoritario de beneficiarios.