En España, el temor al cáncer lleva a muchas personas a adoptar hábitos saludables para reducir riesgos. Sin embargo, a veces nos dejamos convencer por afirmaciones no del todo ciertas, como la relación entre tatuajes y cáncer. La dermatóloga Ana Molina ha aclarado este tema en el pódcast «Lo que tú digas».
Los tatuajes y el diagnóstico
Molina afirma categóricamente que «los tatuajes no producen cáncer». No obstante, advierte que «sí pueden interferir en el diagnóstico, sobre todo en cáncer de piel». Esto se debe a que las marcas o lunares, primeros signos de alerta, pueden quedar ocultos bajo la tinta.
«Si te sale un melanoma, yo no voy a poder ver nada, es un mar de tinta negra», explica Molina, refiriéndose especialmente a los tatuajes «blackout» (zona cubierta de negro) o invertidos (se tatúa todo excepto el dibujo). Recomienda dejar al menos medio centímetro entre lunares y tatuajes para poder monitorear cambios.
Tinta en ganglios linfáticos y reacciones alérgicas
Otro riesgo mencionado por la dermatóloga es que la tinta, al ser reabsorbida por el cuerpo, puede acumularse en los ganglios linfáticos. «Yo he quitado ganglios con pacientes con melanoma para estudiarlos y ves manchas negras. Piensas que es metástasis de melanoma y haces un estudio de inmunoquímica y ves que es tinta», relata.
Además, aunque las tintas actuales son más seguras gracias a la regulación de pigmentos, Molina advierte del riesgo de reacciones alérgicas. Recomienda preguntar sobre los ingredientes de la tinta y tener una foto de la usada por si surgen problemas futuros.
Otro peligro es la infección por uso de tinta diluida con agua no estéril, que puede transmitir enfermedades como la hepatitis. La clave para evitarlo es elegir un estudio confiable.