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Ni la sangre 'dulce' ni el perfume: los factores por los que los mosquitos pican más a unas personas que a otras

Existen teorías científicas que pueden explicar el por qué eres blanco fácil para estos insectos

Imagen de recurso de un mosquito | Foto: Foto de icon0 com

| Palma |

Los mosquitos no pican por igual a todas las personas. Este fenómeno, que muchos habrán experimentado en primera persona durante los meses de calor, tiene una explicación científica basada en diversos factores biológicos y ambientales que determinan la preferencia de estos insectos por ciertos individuos. Mientras algunas personas apenas reciben picaduras cuando están al aire libre, otras se convierten rápidamente en el objetivo preferido de estos molestos dípteros, acumulando numerosas ronchas en su piel tras una breve exposición.

La ciencia ha demostrado que existe una combinación de elementos que influyen en esta selección. Entre ellos destacan el tipo sanguíneo, la composición del olor corporal, el metabolismo, e incluso factores tan sorprendentes como el embarazo o el consumo reciente de bebidas alcohólicas. Estos descubrimientos permiten entender mejor por qué algunas personas parecen ser verdaderos imanes para mosquitos mientras otras raramente sufren sus molestas picaduras.

Investigaciones realizadas por entomólogos y biólogos especializados revelan que hasta un 85% de nuestra susceptibilidad a las picaduras está determinada genéticamente, lo que explica por qué la tendencia a atraer mosquitos puede transmitirse entre generaciones familiares. Este conocimiento científico no solo satisface nuestra curiosidad, sino que también puede ayudarnos a tomar medidas preventivas más efectivas contra estos insectos.

Uno de los descubrimientos más interesantes en este campo es la relación entre el tipo sanguíneo y la atracción de mosquitos. Diversos estudios científicos han confirmado que las personas con sangre tipo O son significativamente más propensas a recibir picaduras en comparación con aquellas que tienen tipos A o B. Esta preferencia se debe a que los mosquitos pueden detectar marcadores químicos específicos que indican el tipo sanguíneo a través de la piel. Los individuos con sangre tipo O secretan mayores cantidades de determinados compuestos a través de su piel, creando un perfil químico que resulta particularmente atractivo para los mosquitos. Esta información, confirmada por investigaciones realizadas en condiciones controladas, explica por qué dentro de un mismo grupo de personas expuestas a estos insectos, aquellas con tipo O reciben aproximadamente un 26% más de picaduras que las demás.

La influencia del olor corporal y la microbiota cutánea

El olor corporal juega un papel crucial en la atracción de mosquitos. Estos insectos poseen receptores olfativos extraordinariamente sensibles capaces de detectar los ácidos carboxílicos producidos por las bacterias que viven naturalmente en nuestra piel. La composición particular de nuestra microbiota cutánea determina en gran medida cuán atractivos resultamos para estos dípteros. Investigaciones recientes han revelado que la diversidad bacteriana en la piel puede influir significativamente en este aspecto. Curiosamente, las personas con menor diversidad de bacterias cutáneas tienden a ser más propensas a las picaduras. Esto se debe a que un ecosistema bacteriano menos diverso puede producir compuestos más concentrados que resultan irresistibles para los mosquitos.

Además, cada individuo produce una combinación única de más de 350 compuestos químicos en su piel, creando una especie de 'firma olfativa' personal. Algunos de estos compuestos actúan como potentes atrayentes para los mosquitos, mientras que otros funcionan como repelentes naturales. El dióxido de carbono (CO2) que exhalamos es uno de los principales factores que utilizan los mosquitos para localizar a sus potenciales víctimas. Estos insectos pueden detectar este gas a distancias de hasta 50 metros, lo que explica por qué las personas de mayor tamaño corporal, que naturalmente exhalan mayores cantidades de CO2, suelen ser objetivos preferentes.

Durante la actividad física, la producción de CO2 aumenta considerablemente, al igual que la generación de ácido láctico en los músculos. Ambos compuestos son potentes atrayentes para los mosquitos. Además, el ejercicio eleva la temperatura corporal, creando un gradiente térmico que estos insectos pueden detectar incluso a cortas distancias, guiándolos con precisión hacia nuestra piel. Esta es la razón por la cual las personas que acaban de realizar ejercicio son particularmente susceptibles a las picaduras. El aumento del ritmo metabólico produce una combinación de señales químicas y térmicas que resultan prácticamente irresistibles para los mosquitos en busca de sangre.

Factores sorprendentes

Las mujeres embarazadas experimentan un fenómeno interesante en relación con los mosquitos. Durante la gestación, exhalan aproximadamente un 21% más de CO2 que en condiciones normales y su temperatura corporal suele estar ligeramente por encima de lo habitual. Esta combinación de factores las convierte en objetivos especialmente atractivos para estos insectos. Por otro lado, el consumo de alcohol también influye notablemente en nuestra atracción para los mosquitos.

Estudios científicos han demostrado que incluso beber una sola cerveza puede aumentar significativamente la probabilidad de recibir picaduras. Aunque las razones exactas aún no están completamente esclarecidas, se cree que el alcohol modifica temporalmente el perfil químico de nuestro sudor, haciéndolo más atractivo para estos insectos. Además, el alcohol provoca una ligera dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, aumentando el flujo sanguíneo cerca de la superficie de la piel, lo que podría generar señales térmicas más fácilmente detectables para los mosquitos.

El color de la ropa y la genética individual

Aunque los mosquitos se guían principalmente por el olfato, también utilizan la visión para localizar a sus víctimas, especialmente a cortas distancias. Las prendas de colores oscuros como el negro, azul marino o rojo pueden hacernos más visibles para estos insectos, aumentando nuestras probabilidades de ser picados. La genética juega un papel determinante en nuestra predisposición a las picaduras. Los científicos estiman que hasta el 85% de la variabilidad en la atracción de los mosquitos está genéticamente determinada. Esto explica por qué la tendencia a atraer mosquitos suele ser un rasgo familiar, que se transmite de padres a hijos de manera similar a otras características hereditarias. Esta predisposición genética afecta factores como la composición química del sudor, la producción de ciertos compuestos en la piel y hasta el ritmo metabólico basal, creando un perfil único que determina cuán atractivos resultamos para estos insectos.

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