El calor estival se siente con intensidad y la necesidad de adaptar el menú diario es fundamental para sobrellevar las altas temperaturas. Durante los meses más cálidos, los tradicionales guisos o platos calientes quedan relegados a un segundo plano, dando paso a propuestas más ligeras y refrescantes como el gazpacho, un icono de la cocina española.
Este verano, el gazpacho se presenta con una particularidad revelada por el chef internacional José Andrés, que ha llevado la dieta mediterránea a platós y hogares de todo el mundo, como al programa estadounidense Waffles + Mochi, producido por Michelle Obama y donde precisamente ha enseñado su truco. Su propuesta para alcanzar el punto exacto de sabor es sencilla, tradicional y evita ingredientes que pueden resultar pesados o agresivos durante la temporada estival.
La receta clásica del gazpacho tiene sus raíces en Andalucía, donde predominan ingredientes frescos y naturales. Sin embargo, como ocurre con muchos platos populares, existen múltiples variaciones más o menos ortodoxas que buscan innovar o sumar complejidad al plato. La recomendación que hoy nos ocupa regresa a la base, pero incluye un detalle que puede marcar la diferencia.
Un clásico mediterráneo que no pierde vigencia
El gazpacho representa mucho más que un simple plato frío; es la expresión culinaria de la dieta mediterránea y un reflejo de la riqueza cultural de España. Ingredientes como tomate, pepino, pimiento, cebolla y aceite de oliva conforman una mezcla que, además de nutritiva, es ideal para los días de intenso calor.
Pero, ¿qué ocurre cuando se quiere conseguir el punto perfecto sin abusar de elementos como el jamón o el huevo, a veces fundamentales en otras sopas frías? El chef, comprometido con preservar las tradiciones más puristas del plato, aconseja pasar ciertos ingredientes por un proceso que suaviza su sabor manteniendo la esencia.
Este recomienda un paso previo para la cebolla y el ajo: blanquearlos en agua fría. Este método consiste en sumergir estos ingredientes en un cazo con agua fría, lo que ayuda a reducir la intensidad de su sabor sin afectar su aporte aromático. De esta forma, se evita que el gazpacho tenga una nota demasiado agresiva, algo que agradecen muchos paladares, especialmente en climas donde se busca frescura y suavidad.
Ingredientes y preparación de la receta tradicional
Tal como expone el chef, elaborar este gazpacho lleva alrededor de 20 minutos, donde el mayor tiempo se emplea en lavar y cortar adecuadamente los ingredientes. Para ello, será necesario disponer de:
- Una cebolla tierna
- Un pimiento verde
- Un diente de ajo
- Cuatro tomates maduros
- Un pepino
- Sal al gusto
- Aceite de oliva virgen extra
- Vinagre (preferentemente de vino o de Jerez)
El proceso comienza con el lavado exhaustivo y el troceado de los vegetales. Posteriormente, se mezclan con sal y aceite de oliva durante unos minutos, lo que permite que los sabores comiencen a integrarse. Acto seguido, se añade vinagre y más aceite al vaso de la batidora, donde se procesan los ingredientes hasta obtener la textura deseada, que suele ser una crema suave y sin grumos.
Finalmente, se ajusta la sal para equilibrar el sabor y queda listo para servir. Este método destaca por su sencillez y rapidez, dos aspectos muy valorados en la cocina veraniega contemporánea en España.
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