La reconocida babyplanner Belén Marinone ha compartido información crucial para las familias de cara al verano, alertando sobre los peligros que conlleva exponer a los bebés menores de seis meses a los rayos solares. Según la especialista, estos pequeños no deberían acudir a la playa durante las horas de sol ni utilizar protector solar debido a la extrema sensibilidad de su piel. Marinone destaca que ni siquiera la sombra proporcionada por parasoles o sombrillas ofrece una protección suficiente, advirtiendo además que los cochecitos pueden convertirse en focos de calor peligrosos para los lactantes.
«Lo que debemos evitar con un bebé menor a 6 meses es la exposición al sol de verano ya que no pueden utilizar protección solar aún porque su piel es muy delicada», explica Marinone en sus publicaciones. La experta hace hincapié en que la arena actúa como superficie reflectante de los rayos solares, por lo que incluso mantener al bebé bajo la sombra no garantiza su protección. «La arena es piedra reflectante y aunque tengamos al bebé a la sombra los rayos de sol reflejarán en ella y por eso hay que evitarlo también», señala en su comunicado, añadiendo que «los desplazamientos hasta la playa o esos pequeños momentos en los que acomodamos todo pueden ser suficientes para provocar quemaduras en su piel tan delicada».
Para las familias con bebés que desean disfrutar del entorno playero, Marinone ha establecido pautas claras sobre cuándo es seguro acudir a estos espacios. Los menores de seis meses podrían visitar la playa únicamente «a partir de las 20 horas», cuando la intensidad solar ha disminuido considerablemente. La profesional aclara que «el problema no es la arena, ni el mar, son los rayos de sol reflectando en las superficies de la playa». Por su parte, los bebés mayores de seis meses pueden acudir controlando rigurosamente las horas de exposición, «evitando de 11 a 16 horas» y pueden bañarse en el mar.
Los bebés menores de seis meses presentan características fisiológicas que los hacen especialmente vulnerables a los efectos nocivos de la radiación solar. Su piel es significativamente más fina y menos madura que la de un adulto, con un sistema de melanina aún en desarrollo, lo que reduce drásticamente su capacidad natural de protección frente a los rayos ultravioleta. Además, sus mecanismos de termorregulación no están completamente formados, lo que aumenta el riesgo de sobrecalentamiento y deshidratación.
Los dermatólogos pediátricos coinciden con las recomendaciones de Marinone, señalando que la exposición temprana al sol está relacionada con un mayor riesgo de desarrollar problemas dermatológicos a largo plazo, incluido el melanoma en la edad adulta. Este tipo de daño solar en edades tempranas resulta especialmente preocupante, ya que los efectos suelen ser acumulativos y manifestarse años después. Ante estas restricciones, muchas familias se preguntan cómo pueden disfrutar del verano con sus bebés menores de seis meses. Los especialistas sugieren actividades en espacios interiores climatizados durante las horas de mayor intensidad solar. Para aquellos que desean salir, los paseos al atardecer o temprano por la mañana constituyen alternativas más seguras.
También existen opciones como piscinas cubiertas con temperatura controlada o áreas recreativas en centros comerciales que proporcionan entornos frescos y protegidos. Para los mayores de seis meses, el uso de protectores solares específicos para bebés, sombreros de ala ancha, gafas homologadas y ropa con protección UV se vuelve fundamental cuando comienzan sus primeras experiencias en entornos exteriores durante el verano. Para niños mayores de seis meses que ya pueden utilizar protector solar, los expertos recomiendan productos específicos para su edad con factor de protección solar (FPS) de al menos 50+.
La aplicación debe realizarse generosamente unos 30 minutos antes de la exposición al sol y renovarse cada dos horas o después del baño, incluso si el producto se anuncia como resistente al agua. Es importante recordar que ningún protector solar ofrece una protección completa, por lo que debe combinarse con otras medidas como el uso de ropa adecuada, gorros y la búsqueda de sombra. Los especialistas insisten en que, incluso para niños mayores, debe evitarse la exposición directa al sol durante las horas centrales del día (de 11 a 16 horas), cuando la radiación ultravioleta alcanza sus niveles más altos y peligrosos.
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