El consumo de cerveza después de una partida de pádel se ha convertido en una tradición casi tan arraigada como el propio deporte en España. La duda que muchos aficionados se plantean es si este hábito social afecta a sus esfuerzos por mantenerse en forma. Según el entrenador y divulgador Sergio Delgado, la quema calórica durante una partida estándar podría compensar el consumo moderado de alcohol, aunque los expertos advierten sobre otros efectos fisiológicos a tener en cuenta.
En los últimos años, el pádel ha experimentado un crecimiento sin precedentes en territorio español, superando la barrera de los 100.000 jugadores federados en 2025, una cifra que deja atrás al tenis, tradicionalmente considerado el rey de los deportes de raqueta. Este fenómeno no solo responde a las bondades deportivas de la disciplina, sino también a su capacidad para generar espacios de socialización que habitualmente terminan con una cerveza en mano.
«Para muchos ese rato de charla con los amigos es casi más importante que el propio partido», explica Delgado, quien ha ganado popularidad en redes sociales compartiendo consejos técnicos y analizando las costumbres asociadas a este deporte. Sus observaciones han permitido establecer un balance entre el ejercicio realizado y el consumo posterior, especialmente relevante para quienes buscan mantener su peso.
El equilibrio calórico entre ejercicio y cerveza
Según los datos analizados por Delgado, el perfil promedio de un jugador amateur de pádel en España corresponde a hombres entre 35 y 45 años, con un peso que oscila entre los 70 y 90 kilogramos. Durante una partida típica de 90 minutos, estos jugadores pueden llegar a quemar aproximadamente 600 calorías, dependiendo de la intensidad del juego y las características físicas individuales.
Esta cifra resulta reveladora cuando se compara con el aporte calórico de las cervezas. De acuerdo con los cálculos del entrenador, esas 600 calorías quemadas equivaldrían a aproximadamente cuatro cervezas con alcohol. Sin embargo, Delgado advierte que este equilibrio se rompe cuando añadimos los aperitivos habituales que suelen acompañar a la bebida, como torreznos, patatas fritas, aceitunas o frutos secos, multiplicando considerablemente el aporte calórico total.
Los nutricionistas consultados confirman que una caña estándar de cerveza (200 ml) aporta entre 90 y 120 calorías, por lo que cuatro unidades representarían entre 360 y 480 calorías, quedando todavía margen dentro de las 600 calorías quemadas. No obstante, esta ecuación varía significativamente según el tipo de cerveza y su graduación alcohólica, siendo las variedades artesanales o de alta graduación considerablemente más calóricas.
Efectos fisiológicos más allá de las calorías
A pesar del aparente equilibrio calórico, los especialistas en medicina deportiva alertan sobre otros efectos fisiológicos del alcohol que pueden contrarrestar los beneficios del ejercicio. La cerveza, como cualquier bebida alcohólica, actúa como inhibidor de la hormona antidiurética, lo que aumenta la producción de orina y acelera la pérdida de líquidos, agravando la deshidratación ya provocada por el ejercicio físico.
«El alcohol también interfiere en los procesos de recuperación muscular al alterar la síntesis de proteínas, lo que puede ralentizar la regeneración de los tejidos y dificultar la adaptación al entrenamiento», explica la Dra. Marina Fernández, especialista en Medicina Deportiva del Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Este factor resulta especialmente relevante para quienes practican pádel con frecuencia o realizan otros deportes complementarios durante la semana.
Un estudio publicado en febrero de 2025 por la Universidad Complutense de Madrid revela que el 68% de los practicantes habituales de pádel en España consume al menos una cerveza después de jugar, y el 42% reconoce tomar tres o más. Estos datos reflejan la estrecha vinculación entre este deporte y determinados hábitos sociales que podrían contrarrestar parcialmente sus beneficios para la salud.
Alternativas para mantener el balance
Para quienes no quieren renunciar al momento social pero desean minimizar el impacto en su forma física, los expertos recomiendan diversas alternativas. Las cervezas sin alcohol o con bajo contenido alcohólico presentan un perfil calórico significativamente menor y evitan los efectos negativos del etanol en la recuperación muscular y la hidratación.
«Una cerveza sin alcohol aporta aproximadamente 60-80 calorías, casi la mitad que una convencional, y mantiene ese sabor característico que muchos buscan tras el ejercicio», señala Marta Rodríguez, nutricionista deportiva. Otras opciones como las aguas con gas aromatizadas o los refrescos sin azúcar pueden satisfacer la necesidad de una bebida refrescante sin comprometer los resultados del entrenamiento.
En cuanto a los aperitivos, sustituir las opciones tradicionales por alternativas más saludables como edamame, hummus con crudités o brochetas de frutas puede reducir drásticamente el aporte calórico. "Lo ideal es planificar conscientemente este momento social como parte de la rutina, y no como un extra imprevisto que desequilibre nuestro balance energético diario", recomienda Rodríguez.
El fenómeno del pádel en España continúa en auge en 2025, consolidándose no solo como actividad deportiva sino como ritual social. Según la Federación Española de Pádel, se estima que más de 4,5 millones de personas practican este deporte de manera regular o esporádica en el país. La industria asociada a esta disciplina genera anualmente más de 500 millones de euros, incluyendo instalaciones, material deportivo y hostelería vinculada a los clubs.
Ante esta realidad, entrenadores como Sergio Delgado continúan promoviendo un enfoque equilibrado que permita disfrutar tanto del juego como del momento posterior, sin comprometer los objetivos de salud y forma física. Su mensaje es claro: la cerveza post-pádel puede encajar en un estilo de vida saludable siempre que se consuma con moderación y consciencia, valorando tanto su aporte calórico como sus efectos fisiológicos más amplios.
Però és que l' alcohol no t' aporta només calories buides, també et perjudica el fetge i el pàncrees, a més de pujar-te la tensió.