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Ana Castel, experta bienestar felino: «Ningún ser vivo está diseñado para vivir a base de comida deshidratada»

Expertos en bienestar animal advierten que los felinos con dieta basada en pienso necesitan beber hasta 50 veces más agua que un humano para evitar problemas renales

Ana Castel, especialista en nutrición y bienestar felino

| Palma |

Los gatos domésticos en España enfrentan una crisis de salud alarmante que pasa desapercibida en millones de hogares. Según recientes investigaciones veterinarias, nueve de cada diez gatos domésticos sufren algún grado de deshidratación crónica debido a dietas basadas exclusivamente en pienso seco, lo que está provocando un aumento significativo de patologías renales y urinarias en felinos de todas las edades.

Ana Castel, especialista en nutrición y bienestar felino, ha encendido las alarmas en 2025 con una contundente advertencia que se ha viralizado en redes sociales: «Un gato que solo come pienso necesita beber 50 veces más agua que tú». La experta zaragozana, responsable de @universomichi.ana y propietaria de un establecimiento especializado en alimentación consciente para gatos, explica que estos animales requieren aproximadamente 60 mililitros de agua por kilo de peso corporal diariamente.

«Un gato de cinco kilos necesita unos 300 mililitros de agua al día. Si su alimentación se basa únicamente en pienso, que contiene como máximo un 10% de humedad, y consume unos 60 gramos diarios, apenas está ingiriendo 6 mililitros con su comida», detalla Castel. El déficit hídrico resultante supera los 290 mililitros diarios, cantidad que el animal debería beber por su cuenta... pero no lo hace.

Origen evolutivo del problema: felinos del desierto en hogares modernos

A diferencia de los perros, los gatos no son grandes bebedores por naturaleza. Su evolución en entornos desérticos configuró un organismo preparado para obtener la mayor parte del agua a través de sus presas. El pienso comercial rompe completamente este equilibrio evolutivo, creando una peligrosa contradicción: el felino percibe subjetivamente que está bien hidratado mientras sus órganos sufren las consecuencias de una deshidratación permanente.

«Es habitual tener gatitos en casa rozando la deshidratación de forma crónica. Nos acostumbramos a ello como algo normal, y ellos también», advierte la especialista. Las estadísticas veterinarias en España confirman esta realidad: los problemas urinarios representan más del 30% de las consultas felinas en 2024, con un incremento del 12% respecto al año anterior.

Entre las patologías más frecuentes derivadas de esta deshidratación crónica destacan: orina extremadamente concentrada, formación de cálculos urinarios, cistitis idiopática recurrente, estreñimiento severo, apatía generalizada e incluso problemas articulares prematuros. «Las articulaciones felinas necesitan hidratación adecuada para mantener su flexibilidad. Cuando el agua no llega en cantidades suficientes, las superficies articulares se rigidizan y aparece artrosis incluso en animales jóvenes de 3 o 4 años", explica Castel.

Diferencias cruciales entre tipos de hidratación felina

La calidad y forma de ingestión del agua también resulta determinante para la salud felina. La experta distingue claramente entre el agua incorporada naturalmente en los alimentos (como sucede en dietas húmedas o crudas) y aquella que el animal bebe de manera aislada.

«El agua integrada en los alimentos se absorbe de forma gradual y sostenida; el sistema renal la recibe sin estrés funcional y la aprovecha mucho más eficientemente. En contraposición, cuando el gato bebe agua directamente del bebedero, esta llega al sistema de filtración renal de golpe, provocando picos de trabajo excesivo y eliminación rápida», detalla la especialista.

Los estudios veterinarios realizados en 2024 por la Universidad de Zaragoza confirman esta teoría: los gatos alimentados principalmente con dieta húmeda presentan valores de creatinina y urea significativamente más equilibrados que aquellos mantenidos exclusivamente con pienso, incluso cuando estos últimos tienen bebederos tipo fuente o múltiples puntos de agua disponibles.

Soluciones prácticas para garantizar la hidratación adecuada

La solución al problema, según los especialistas consultados, requiere un cambio de paradigma en la alimentación felina. «La dieta diaria de un gato debería ser predominantemente húmeda. Lo ideal sería implementar una alimentación natural tipo BARF (Biologically Appropriate Raw Food). Si esto no es posible, al menos priorizar las latas y sobres de comida húmeda de calidad, reservando el pienso como complemento ocasional para emergencias o picoteos puntuales», recomienda Castel.

La especialista comparte su propia rutina con sus gatos como ejemplo práctico: «En casa les preparo pollo con caldo nutritivo de huesos, zanahoria y suplementos minerales específicos. Este caldo, rico en gelatina y colágeno, se cocina a fuego lento durante veinte horas para maximizar sus propiedades. No se trata simplemente de una sopa, sino de hidratación real con nutrientes bioactivos».

Y añade un detalle importante sobre la temperatura: «En verano, sirvo la alimentación a temperatura ambiente. En invierno, la caliento ligeramente. Lo fundamental es que consuman alimento jugoso, independientemente de la estación».

Los veterinarios especialistas en medicina felina de toda España coinciden en señalar que una alimentación continuamente deshidratada puede provocar graves complicaciones a medio y largo plazo, desde insuficiencia renal crónica hasta colapsos metabólicos potencialmente mortales. «Cuando un gato jadea durante periodos de estrés o calor, pierde agua tres veces más rápido que en condiciones normales. Si no se actúa rápidamente para hidratarlo, sus órganos pueden fallar en cascada», advierte la experta.

La conclusión es clara y contundente: garantizar una hidratación adecuada para nuestros gatos va mucho más allá de simplemente proporcionarles un bebedero lleno. Implica replantearse completamente el sistema alimentario que hemos normalizado durante décadas. «Ningún ser vivo está evolutivamente diseñado para subsistir a base de alimentos deshidratados. Los gatos, menos aún», concluye Ana Castel.

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