El calor ha agravado en Baleares un fenómeno conocido como el invierno demográfico, ya que hasta julio se han contabilizado 1.272 muertes más que nacimientos, según ha apuntado Pere Salvà, catedrático emérito de Geografía Humana de la UIB, tras analizar los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Ahora bien, ¿qué significa realmente este término?
Los expertos lo utilizan para describir una situación en la que se produce un descenso sostenido de la tasa de natalidad, que resulta en un envejecimiento de la población y, por ende, existe una disminución de la población joven. Como consecuencia, el peso de las personas mayores en la sociedad es cada vez mayor, lo que supone un reto para la sostenibilidad del sistema de pensiones, la sanidad, el mercado laboral y la organización social en su conjunto.
Las causas de este fenómeno pueden ser diferentes. El retraso en la maternidad y la reducción del número de hijos se ven reflejados en problemas como la dificultad de acceso a la vivienda, la precariedad laboral y la complejidad para conciliar vida personal y profesional.
Baleares lleva instalada en el invierno demográfico desde 2022, pero este pasado mes de julio la diferencia fue bastante más elevada, después de que en junio hubiera 457 defunciones más que nacimientos. Salvà explica que esto se debe a que el calor incrementa los fallecidos, aunque precisa que no es la única causa. En este sentido, la app MACE señala que este verano se han contabilizado en 290 muertes atribuibles a las altas temperaturas; en la temporada estival de 2024 fueron 237.
El fenómeno no es exclusivo de España. Varios países como Italia, Alemania o Portugal también afrontan este invierno demográfico, algo a lo que expertos y organismos internacionales insisten en la necesidad de aplicar políticas que favorezcan varios factores como la natalidad o la conciliación.