Durante la estación invernal en España, el cabello sufre cambios notables en su textura y apariencia, generando incomodidad en muchas personas. Las bajas temperaturas y la variabilidad del ambiente afectan la fibra capilar, haciendo que el pelo se vea más rígido y encrespado. Esto ocurre debido a la interacción del cabello con la humedad del entorno o el aire seco que predominan en distintos puntos del país.
Dos problemáticas principales se manifiestan en el cabello durante el invierno: una mayor electricidad estática y rigidez en climas secos, o un incremento en el encrespamiento provocado por la humedad, especialmente en las zonas costeras próximas al mar. En ambos casos, según explica la farmacéutica Helena Rodero, el cabello pierde suavidad y la forma del peinado se ve afectada, dando la sensación de que el pelo no mantiene el estilo conseguido en casa. Frente a estas dificultades, es fundamental entender cómo seleccionar los productos adecuados para cada tipo de cabello y ambiente climatológico, optimizando su cuidado durante los meses más fríos del año
El cabello es una fibra compuesta principalmente por queratina, que responde directamente a las condiciones del entorno. Durante invierno, la incidencia de aire seco en el interior y humedad en las regiones cercanas a la costa genera reacciones distintas en la fibra capilar. En los ambientes secos y fríos, comúnmente encontrados en zonas del interior como Madrid, la falta de humedad provoca que el pelo se torne rígido y con carga electrostática, facilitando el encrespamiento y un tacto áspero.
Por otro lado, en ciudades como Barcelona o Valencia, donde el invierno presenta un mayor grado de humedad, el problema consiste en que el agua penetra dentro de la fibra, alterando la estructura del cabello y haciendo que pierda forma. Dicho fenómeno se traduce en mechones sueltos que no mantienen el peinado y crean una sensación de desorden capilar.
Tipos de cabello y su influencia en la elección de productos
Uno de los factores más importantes para el cuidado invernal del cabello es reconocer la naturaleza del mismo. Los cabellos tienden a clasificarse, principalmente, en finos y lisos o gruesos con tendencia a rizos u ondulados. Esta diferencia determina cuáles productos son más efectivos para proteger y mejorar la salud capilar durante el invierno. Para el cabello grueso y rizado, que posee una estructura más fuerte pero con tendencia a secarse, la recomendación implica el uso de productos formulados con bases de aceite 100% vegetal. Estos aceites aportan mayor nutrición y control del encrespamiento, ayudando a mantener la elasticidad sin añadir pesadez.
En el caso del cabello fino y liso, que es más delicado, los expertos aconsejan emplear fórmulas a base de siliconas ligeras. Estos productos proveen una capa protectora que evita la pérdida de humedad y da un acabado suave y manejable sin engrasar la fibra capilar, ideal para cabellos con menos grosor.
El mercado actual en España ofrece una variada gama de productos anti encrespamiento que incluyen aceites vegetales, siliconas y combinaciones hibridas diseñadas para distintos tipos de cabello. La elección correcta depende del tipo de cabello y las condiciones climáticas del lugar donde se reside. Los aceites vegetales, como el argán o el jojoba, resaltan por su alta capacidad para hidratar en profundidad y reducir la aspereza del cabello grueso. Estos productos tienen un efecto reconfortante que protege frente al frío y el viento, frecuentes en regiones de interior durante el invierno.
Por su parte, los aceites con base siliconada suelen estar indicados para cabellos finos porque dejan un acabado ligero que controla la electricidad estática sin aportar peso. Esto los convierte en aliados para las personas que desean preservar la ligereza natural del cabello, incluso en días húmedos o lluviosos.