La Unión Europea ha aprobado nuevas regulaciones históricas que transformarán por completo el mercado de mascotas en los 27 estados miembros. Tras un acuerdo provisional alcanzado entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE en noviembre de 2024, se establecen por primera vez normas comunes para la cría, venta y tenencia de perros y gatos en toda la comunidad. Esta normativa, que entrará plenamente en vigor en 2028, busca erradicar las malas prácticas en el sector y garantizar estándares mínimos de bienestar animal, además de reforzar los controles contra el tráfico ilegal de animales.
Entre las medidas más relevantes destaca la prohibición total de la venta de perros y gatos en tiendas de mascotas tradicionales, obligando a los ciudadanos a adquirir sus animales directamente en criadores autorizados o mediante adopción en refugios. Asimismo, se implementará un sistema obligatorio de identificación mediante microchip y registro en bases de datos nacionales interconectadas para todos los animales en venta o adopción, incluyendo aquellos importados desde fuera del territorio comunitario. La normativa también pone el foco en las prácticas de cría, prohibiendo el cruce entre parientes cercanos y restringiendo la reproducción de ejemplares con características físicas extremas que puedan comprometer su salud.
Principales cambios en la normativa de mascotas
La nueva legislación europea supone un cambio radical en el comercio de animales de compañía. A partir de 2028, todas las tiendas de mascotas tradicionales deberán cesar la venta directa de perros y gatos, aunque podrán mantener la comercialización de otros animales y artículos relacionados. Esta medida pretende acabar con las compras impulsivas y mejorar las condiciones de los animales antes de su venta. La identificación mediante microchip se convertirá en requisito indispensable para cualquier transacción o adopción, debiendo registrarse todos los ejemplares en bases de datos nacionales que serán interoperables entre los diferentes países miembros. Esto permitirá trazar el origen de cada animal y dificultar el comercio ilegal, un problema que mueve millones de euros anualmente en el mercado negro europeo.
Las restricciones también afectarán a las prácticas de cría, estableciendo límites en el número máximo de camadas por hembra y prohibiendo expresamente la reproducción entre parientes cercanos como padres e hijos o hermanos, una práctica habitual en algunos criadores que buscan potenciar determinados rasgos pero que puede provocar problemas genéticos y de salud en las crías. Aunque el acuerdo ya ha sido firmado, la aplicación completa se realizará de forma progresiva durante los próximos tres años. Los estados miembros dispondrán de este tiempo para adaptar sus legislaciones nacionales y crear la infraestructura necesaria, como las bases de datos interconectadas que permitirán el seguimiento de los animales en todo el territorio comunitario.
Durante este periodo transitorio, criadores, tiendas y protectoras deberán ir adaptándose a los nuevos requisitos. Las autoridades europeas han indicado que ofrecerán apoyo técnico y financiero para facilitar esta transición, especialmente a pequeños negocios y organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas al bienestar animal. Los expertos del sector señalan que esta normativa podría provocar un aumento inicial en los precios de adquisición de mascotas, debido a los mayores controles y requisitos para los criadores autorizados, pero consideran que a medio plazo contribuirá a un mercado más transparente y con mejores condiciones para los animales.
Impacto en propietarios, refugios y criadores profesionales
La nueva regulación tendrá efectos directos para todos los actores implicados en el mundo de las mascotas. Los ciudadanos que deseen adquirir un perro o gato deberán acudir directamente a criadores autorizados o a centros de adopción, eliminando la opción de compra en tiendas. Este cambio busca fomentar una adquisición más meditada y responsable. Para las protectoras y refugios, la normativa supondrá mayores exigencias administrativas, pero también una oportunidad para promocionar la adopción como alternativa principal a la compra. Todas estas entidades deberán garantizar que los animales estén correctamente identificados con microchip y registrados antes de entregarlos a sus nuevos propietarios.
Los criadores profesionales afrontarán requisitos más estrictos sobre bienestar animal, instalaciones y prácticas reproductivas. Se espera que muchos pequeños criadores no registrados tengan que regularizar su situación o abandonar la actividad, lo que podría reducir la oferta de cachorros pero aumentar la calidad y garantías en su cría. Uno de los principales objetivos de esta regulación es combatir el comercio ilegal de animales de compañía, un negocio que mueve cientos de millones de euros anuales en el mercado negro. La Comisión Europea estima que aproximadamente 46.000 perros son trasladados ilegalmente entre países de la UE cada mes, muchos en condiciones deplorables y con documentación falsificada.
Con la obligatoriedad del microchip y el registro en bases de datos interconectadas, será más difícil introducir animales de manera irregular o falsificar su procedencia. Además, los controles en fronteras se intensificarán para verificar que cualquier perro o gato importado cumpla con los requisitos de identificación antes de entrar en territorio comunitario. Las sanciones para quienes incumplan la normativa serán determinadas por cada estado miembro, pero la Comisión ha recomendado establecer multas proporcionales a la gravedad de las infracciones y a los beneficios económicos obtenidos ilegalmente, pudiendo llegar a cuantías muy elevadas para casos de tráfico organizado.
Las llamadas fábricas de cachorros son instalaciones donde se crían perros de forma intensiva e industrial, priorizando la cantidad sobre el bienestar animal. Estos lugares suelen caracterizarse por condiciones higiénicas deficientes, hacinamiento, falta de atención veterinaria adecuada y reproducción excesiva de las hembras. La nueva normativa europea pretende erradicar estas prácticas mediante controles más estrictos sobre los criadores y la limitación en el número de camadas permitidas. Al prohibir la venta en tiendas, se elimina también el principal canal de distribución para estos criaderos intensivos, que frecuentemente operaban en países con legislaciones más laxas para luego distribuir los cachorros por toda Europa.
Organizaciones de protección animal han aplaudido estas medidas como un paso significativo para acabar con un modelo de negocio que causa sufrimiento a miles de animales anualmente y que genera problemas de salud y comportamiento en muchos cachorros vendidos, debido a sus pobres condiciones de cría y socialización temprana. Las adopciones de animales procedentes de países fuera de la Unión Europea también deberán adaptarse a las nuevas regulaciones. Cualquier perro o gato que entre en territorio comunitario tendrá que cumplir con los requisitos de microchip y registro, independientemente de si viene como mascota personal o para ser adoptado.
Esto afectará particularmente a las organizaciones que facilitan adopciones desde países con problemas de sobrepoblación canina o felina. Estas entidades deberán garantizar que todos los animales estén correctamente identificados antes de cruzar la frontera y cuenten con la documentación sanitaria pertinente. Por otro lado, la normativa también regulará las adopciones entre países miembros, exigiendo que las bases de datos nacionales sean interoperables para poder actualizar la información del animal cuando cambie de país de residencia. Esto facilitará el seguimiento de las mascotas a lo largo de toda su vida, independientemente de dónde se encuentren dentro del territorio europeo.
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