La Comisión Europea ha dado un giro a su política climática para el sector automovilístico, proponiendo una flexibilización de las estrictas normas que prohibían la venta de coches nuevos con emisiones de CO2 a partir de 2035. Esta rectificación busca ofrecer un respiro a la industria automotriz europea, que se enfrenta a una ralentización en la demanda de vehículos eléctricos, una creciente competencia de fabricantes chinos y los aranceles impuestos por Estados Unidos. La medida clave permitirá a los fabricantes compensar hasta un 10 % del volumen de CO2 conjunto de sus flotas nuevas en 2035 mediante reducciones previas en la cadena de valor, una decisión que se alinea con las peticiones de países como Alemania e Italia, pero que choca frontalmente con la postura de España, que abogaba por mantener el veto original.
El Ejecutivo comunitario, en un movimiento estratégico, ha planteado la introducción de estas flexibilidades en los objetivos de emisiones, reconociendo la necesidad de adaptar la hoja de ruta hacia la descarbonización. Para poder acceder a este margen de flexibilidad, los fabricantes deberán obtener «créditos» específicos. Estos se conseguirán, por ejemplo, mediante el uso de acero bajo en carbono producido en Europa, así como a través del empleo de biocombustibles y los denominados combustibles sintéticos o «efuels». Además, la propuesta de Bruselas avala que los vehículos híbridos enchufables y los eléctricos que incorporen un motor de combustión como generador de autonomía podrán seguir comercializándose más allá de la fecha límite de 2035, lo que representa un cambio sustancial respecto a la normativa inicial.
Stéphane Séjourné, vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Industria, defendió esta nueva orientación, subrayando el principio de neutralidad tecnológica. «Afirmamos claramente el principio de neutralidad tecnológica. Confiamos en la industria para proponer las soluciones más pertinentes para alcanzar la descarbonización», declaró Séjourné en rueda de prensa. Esta rectificación, que aún deberá ser negociada y aprobada por el Parlamento Europeo y los Estados miembros en el Consejo de la UE, llega un año después de que Bruselas concediera en 2024 una prórroga hasta 2027 para que los fabricantes cumplieran con sus obligaciones de reducción de emisiones previstas para 2025. La Comisión repite ahora esta fórmula, extendiendo la revisión de la legislación para el período 2030-2032, con el fin de evaluar si las medidas adoptadas responden a los objetivos marcados.
¿Por qué la UE flexibiliza las normas de emisiones para 2035?
La decisión de la Comisión Europea de suavizar las exigencias climáticas al sector automovilístico responde a una confluencia de factores económicos y geopolíticos que están afectando gravemente a la competitividad de la industria europea. El vicepresidente Séjourné articuló claramente estos desafíos: «La electrificación del parqué sigue siendo el principal motor de la transformación de la flota europea a diez años vista, pero nuestra industria se enfrenta a tres grandes desafíos: una crisis de la demanda, un retraso tecnológico y una competencia internacional a veces desleal».
La ralentización en la adopción de vehículos eléctricos por parte de los consumidores, sumada a la agresiva entrada de fabricantes chinos con modelos más asequibles y la amenaza de aranceles por parte de Estados Unidos, ha generado una presión considerable sobre los fabricantes europeos. Esta estrategia forma parte de un plan más amplio de la Comisión para suavizar y simplificar la normativa medioambiental aprobada durante la legislatura europea que concluyó en 2024, buscando no lastrar la competitividad económica de la Unión Europea en un momento crucial. La intención es proporcionar a la industria el margen de maniobra necesario para adaptarse a un mercado en constante evolución sin comprometer los objetivos a largo plazo de descarbonización.
Nuevas directrices para furgonetas, camiones y flotas profesionales
El paquete de medidas presentado por Bruselas no se limita únicamente a los turismos, sino que también introduce cambios significativos para otros segmentos del transporte. En el caso de las furgonetas, la propuesta incluye una revisión de los objetivos de reducción de emisiones, de modo que en 2030 tendrán que alcanzar un recorte de CO2 del 40 % respecto a los niveles de 2021, en lugar del 50 % inicialmente previsto. Para los camiones, la Comisión plantea la introducción de márgenes adicionales de flexibilidad de cara a 2030, reconociendo las particularidades y los desafíos tecnológicos de este tipo de vehículos pesados.
Además, el paquete incorpora una directiva específica sobre flotas profesionales, diseñada para impulsar la demanda de vehículos de bajas y cero emisiones. Esta iniciativa establecerá objetivos legalmente vinculantes para cada Estado miembro y se aplicará a empresas con más de 250 empleados y una facturación superior a los 50 millones de euros. El objetivo es claro: generar un mercado de segunda mano de eléctricos robusto, dado que las flotas de empresa representan aproximadamente el 60 % de las compras de automóviles nuevos en la UE.
Consciente de la importancia estratégica de la cadena de valor de las baterías para la electrificación del transporte, Bruselas ha presentado un ambicioso plan de 1.800 millones de euros destinado a apoyar a la industria europea de baterías eléctricas. Este plan integral incluye diversas líneas de acción, como la financiación directa, el acceso garantizado a materias primas críticas y el establecimiento de requisitos de contenido europeo en los componentes. Asimismo, se prevé un refuerzo significativo de la investigación y el desarrollo en este campo, con el objetivo primordial de reducir la dependencia de terceros países, especialmente de China, en un sector tan vital.
La Comisión también propone exigir un contenido local en los vehículos que se beneficien de apoyo público, particularmente en las flotas profesionales y en la cadena de valor de las baterías, para sostener la producción industrial europea. Finalmente, el Ejecutivo comunitario estima que la simplificación burocrática asociada a estas medidas permitirá a la industria ahorrar hasta 700 millones de euros al año, liberando recursos para la innovación y la inversión.
perrymasonTienes razón, pero díselo a los chinos, indios, eeuu que son los que realmente contaminan. Se están cargando el bienestar europeo con tanto ecologismo, es un negocio puro y duro. Según dicen, la contaminación que produce Europa es de el 7% mundial. Ya me dirás tocar tanto los bolsillos de los europeos, fastidiar a empresas, puestos de trabajo… Nuestros dirigentes Europeos, parece que son de fuera, en vez de protegernos, nos están destruyendo desde dentro.