Con la llegada del invierno, adaptar la temperatura dentro del habitáculo se vuelve tan crucial como revisar los neumáticos o reducir la velocidad. Mantener el coche a una temperatura óptima no solo garantiza el confort sino que se convierte en un factor clave para minimizar riesgos al volante.
Muchos conductores se preguntan cuál es la temperatura perfecta para circular en los meses más fríos. Aunque la tendencia general sea calentar el coche a temperaturas elevadas para combatir el frío, esta práctica puede ser contraproducente. Una calefacción desmedida puede provocar pérdida de concentración, fatiga y distracciones que incrementan la probabilidad de accidentes.
Por ello, establecer un rango térmico adecuado dentro del vehículo no solo es cuestión de sentir comodidad. Se trata, fundamentalmente, de preservar la seguridad vial y proteger la salud tanto del conductor como de los pasajeros.
Temperatura recomendada para el habitáculo
De acuerdo con la patronal de los centros de inspección técnica vehicular, AECA-ITV, la temperatura ideal para conducir en invierno en España oscila entre los 19 y 22 grados. Esto implica un equilibrado entre el confort térmico y un nivel adecuado de atención en la conducción.
Dentro de este rango, los conductores podrán mantener una mejor concentración, evitarán la sensación de cansancio prematuro y reducen el riesgo de irritabilidad o somnolencia, factores que suelen aumentar con el exceso de calor. Mantener el habitáculo demasiado caliente en realidad produce un efecto contraproducente sobre el estado de alerta.
Esta temperatura propuesta ha sido divulgada recientemente, reforzando la importancia de la gestión consciente del ambiente en el interior de los coches, un aspecto que muchos usuarios no consideran al iniciar sus trayectos diarios durante el invierno 2025.
Consecuencias del exceso de calor en el interior del vehículo
El uso indiscriminado de la calefacción fuera del rango adecuado no solo afecta a la capacidad de respuesta del conductor. La vida útil del filtro del habitáculo también se ve comprometida, ya que las altas temperaturas reducen su eficacia para atrapar partículas contaminantes, bacterias y malos olores que pueden acumularse con el tiempo.
Igualmente, un ambiente excesivamente cálido dentro del coche puede implicar fatiga temprana y somnolencia, condiciones que en carretera son riesgosas. Un conductor cansado o somnoliento tiene mayor posibilidad de cometer errores o de reaccionar tarde ante un imprevisto, aumentando el peligro de accidentes.
Por otro lado, esta práctica incrementa la sensación de incomodidad, lo que puede afectar negativamente la concentración. Así, no se trata únicamente de buscar calor sino un equilibrio que permita un manejo seguro.
Cuándo y cómo usar la calefacción de forma eficiente
Un error común es encender la calefacción apenas se arranca el motor. Este gesto provoca que el sistema durante los primeros minutos trabaje en condiciones subóptimas, tirando innecesariamente de la batería y la mecánica. Además, inicialmente el aire que sale es frío, lo que puede generar una sensación desagradable y un uso ineficiente de energía.
Por ello, la recomendación es esperar unos minutos mientras el motor alcanza temperatura de funcionamiento óptima antes de activar la calefacción. De esta forma, se optimiza el consumo y el sistema trabaja de forma natural.
Otro aspecto importante deriva del comportamiento del aire caliente: suele generar vaho en los cristales debido al contraste térmico. Esto puede alterar la visibilidad y aumentar el riesgo de accidente. En casos extremos, el calentamiento rápido puede incluso ocasionar grietas en las lunas del vehículo.
La mejor práctica para una distribución eficiente del calor consiste en dirigir el aire caliente hacia la zona de los pies. Debido a que el aire caliente tiende a elevarse, esta técnica facilita una distribución homogénea y evita puntos fríos o sobrecalentamiento local.
Buenos días. El titular del artículo comienza por: "Adios al gasto innecesario..." La calefacción de un vehículo, salvo excepciones que puedan usar bomba de calor de refuerzo (altísimo lujo), no gastan ni un Julio en generar el calor que recibimos. Se desvía la refriferaciòn del motor desde el radiador externo a un radiador interno hacia el habitáculo. La duraciòn del filtro de aire de la ventilación (filtro antipolen) no se verá afectado en absoluto, por estar situado al inicio del flujo de aire desde el exterior hacia el interor, antes del radiador calefactor. De hecho, si se usara la recirculaciòn con la intención de acelerar la subida de temperatura del habitáculo, dicho flltro no está sometido a trabajo. Cierto que conviene dejar el motor que coja temperatura antes de pedirle calefacción, porque de donde no hay no se saca, además de retrasar innecesariamente el objetivo de poner las temperaturas del propio motor en el punto de trabajo. Con el tiempo, lo de calentar el motor debidamente, serà lo que nos reporte mayores beneficios en durabilidad, además de contaminar un poco menos si el motor fuera de carburaciòn o diesel de inyeccion mecánica. Vamos, que sí. Pero mejor si se argumenta con realidades, no sinsentidos, que a la postre no hacen si no confundir. Un saludo.