Es el benjamín de los candidatos menorquines. Alejandro Llabrés García (Maó, 2002) se postula al Senado con 21 años de la mano de Vox. Máster en gestión de eventos y wedding planner, trabaja en el handling del aeropuerto. El 25 de julio se estrena como caixer en las fiestas de Sant Jaume.
¿Qué hace tan joven metido en política?
—Empecé a los 18. Si exceptuamos los casos de corrupción, la política es una profesión bonita, que permite ayudar a la gente.
Dijo que en el Cap de Llevant le prohibían ir al baño y salir de clase si hablaba en castellano. ¿Fue así?
—No exactamente. Pero el 90 por ciento de las clases son en catalán y, si hablas en castellano, te ignoran. Por eso usé ese ejemplo práctico. Yo hablo en menorquín con mi padre y en castellano con mi madre, que es de fuera.
¿Cuál ha sido el último libro que ha leído en catalán?
—«El secret del meu turbant», en el instituto. Las dos lenguas son oficiales y deben poder hablarse por igual.
El 28M, la Junta Electoral le hizo retirar la imagen de una bandera española en su acreditación como apoderado. ¿Qué pasó?
—Que llevábamos la bandera de España en un margen, el PSOE y Més se quejaron y tuvimos que taparla. Eso fue todo.
¿Cuántas banderas de España tiene en casa?
—Una, pero no la exhibo. La guardo por si la necesitamos en algún acto.
Este año sale de caixer por Sant Jaume. ¿Qué otras cosas, aparte de las fiestas, hay que proteger?
—Sí, salir por vez primera con el caballo me ha obligado a invertir 3.000 euros en clases de hípica. Aparte de las fiestas, hay que preservar el patrimonio cultural y natural. Menorca es una isla protegida en la que no se pueden hacer desastres. Los menorquines amamos nuestra tierra y queremos lo mejor para ella.
¿Qué tres cosas se necesitan con mayor urgencia?
—Que se invierta más en carreteras, para que la general sea más segura. También, que se consiga la declaración de la Menorca Talayótica. Y que se cuide la industria, para que vuelva a ser la de 40 años atrás.