La cuota menorquina en la candidatura de Vox al Congreso, Santiago Barber (Maó, 1957), es contralmirante retirado. Ha recibido las Grandes Cruces del Mérito Naval y ha participado en las misiones internacionales de la guerra de Irak en el Mar Rojo (1990) y en la Operación Libertad Duradera en Afganistán (2005). Habla tres idiomas extranjeros.
¿Qué sentido tienen los gastos militares si no estamos en guerra?
—Garantizar la seguridad y la defensa de la Nación, sin las que no serían posibles ni la libertad ni la democracia. Mire el ejemplo de Ucrania. ¿Cree que habría podido parar a los rusos si hubiera esperado a ser atacada para invertir en Defensa? Vox apuesta por unas Fuerzas Armadas bien dimensionadas para prevenir cualquier agresión a España.
¿Es partidario de seguir desafectando bienes militares para uso civil?
—La desafectación debe subordinarse a la defensa nacional. Cuando era adolescente, La Mola, Sant Felip y los cuarteles estaban afectos al Ejército. Pero, desde hace 20 años, se han transferido y tienen un uso público.
¿Qué le dicen las camisetas verdes que en 2015 simbolizaron el rechazo contra la implantación de la educación trilingüe en las aulas?
—La política lingüística de Vox pasa por garantizar el español y la libre elección de lengua, en la enseñanza y la administración. Queremos suprimir toda discriminación, que solo persigue crear falsas identidades que dividen y enfrentan a los españoles. Lo que no es aceptable, e inconstitucional, es la imposición lingüística. Ha sido usada torticeramente por el separatismo como elemento segregador. En cuanto al trilingüismo, fue un intento de dar más peso a la lengua común, pero con ciertos complejos; equiparándola a una lengua extranjera. No es la solución.
¿Dar el voto a Vox es darlo a Feijóo (PP) para que sea presidente?
—Es dárselo a Santiago Abascal. Utilizará los escaños obtenidos para desarrollar el programa de Vox, bien en solitario o en coalición.