Con las mayorías absolutas recluidas en escenarios de optimismo desmesurado (o pesimismo) y elucubraciones de ciencia ficción, los 70.468 menorquines que están convocados a las urnas (3.097 más que en 2016) tienen hoy la posibilidad de aportar su grano de arena para resolver qué tipo de pacto se presenta como el más propicio para configurar el próximo Gobierno de España. El abanico de opciones ha crecido respecto a citas precedentes, pero no solo en el capítulo de partidos de presencia testimonial. Son más que nunca las formaciones que aspiran con fundamento a lograr un peso considerable en el Congreso de los Diputados.
Queda ya atrás una campaña electoral atípica en plenas vacaciones de Semana Santa, sin más primeras espadas por la Isla que el popular Pablo Casado y con unos nuevos comicios a la vuelta de la esquina, en menos de un mes. La gran novedad, Vox, ha estado ausente en los debates y otros espacios electorales convencionales, pero muy presente en los discursos que han emitido el resto de aspirantes.
Dos factores se entienden como claves. PP y PSOE se han hartado de llamar al voto útil para formar gobiernos fuertes y, sobre todo, para que no los puedan formar sus adversarios tradicionales. La respuesta a este llamamiento será fundamental en Balears, donde las últimas encuestas dejan en el aire un diputado y el PP lucha para que su tendencia a la baja se quede solo en la demoscopia sociológica.
Otro condicionante es la movilización, y no tanto cuántos, sino quién. Si quienes dejen atrás la indecisión para acudir, pese a la previsión de bonanza meteorológica, a los 39 colegios habilitados en la Isla son de un bloque u otro. En las dos últimas elecciones generales (2015 y 2016) el porcentaje de participación en la Isla se ha situado varios puntos por encima del 60 por ciento. Esa es la referencia.
En clave local, además del reparto de diputados en Balears, se vislumbra una disputa abierta por la silla del senador asignada a la Isla. La tendencia demoscópica favorable del PSOE, que auspiciaría a Carme Garcia, compite con que no se haya formado candidatura unitaria de izquierdas, lo que con los antecedentes en la mano daría la victoria a la popular Aurora Herráiz. Algún otro no pierde la esperanza.