Seis días después del terremoto, comienzan a experimentarse los primeros efectos de la respuesta humanitaria en Haití. Los esfuerzos de ayuda parecen cada vez más asentados mientras la masa social haitiana sigue a la espera de la masificación del reparto de la ayuda.
Al mismo tiempo, no obstante, la Policía comienza a comprobar que las temidas bandas criminales de la barriada de Cité Soleil empiezan a reagruparse después de que el seísmo favoreciera la fuga de los presos más peligrosos del país, un fenómeno que podría dificultar los esfuerzos de ayuda, todavía lastrados por el escaso acceso a las zonas más afectadas.
El esfuerzo más destacado ha sido el emprendido por la Marina estadounidense, que ayer desplegó unos 10.000 efectivos en suelo haitiano, según informó el jefe de Operaciones Navales estadounidense, el almirante Gary Roughead.
Junto a la llegada de la Marina, fuentes españolas en Haití destacan que, a pesar de las dificultades por el pésimo estado de las comunicaciones, la ayuda comienza a llegar a la población, que está comenzando a salir poco a poco del estado de consternación en el que se encontraba sumida. "Aunque se reportan algunos pillajes y vandalismo, sobre todo en la zona comercial del centro, la gran mayoría de haitianos se están comportando con una admirable calma, contrario a lo que leo en algunos periódicos, la gran mayoría de distribuciones de agua y alimentos, se hacen en ordenadas colas y sin violencia", indicó el director de la ONG española CESAL, Jordi Bach.
No obstante, la Policía haitiana, debilitadísima tras haber desaparecido la mitad de sus efectivos en el seísmo, atestigua cómo las bandas criminales de Cité Soleil se están rearmando y amenazan con emprender una ola de disturbios para arrebatar las escasas posesiones de los supervivientes.
"Estamos preparados para permanecer en el país todo el tiempo que sea necesario", afirmó el almirante Roughead en una conversación con periodistas, y añadió que "la devastación... es absolutamente extraordinaria". Según las autoridades haitianas, la cifra de muertos por el terremoto que sacudió el país el pasado martes podría superar las 200.000 personas.
Roughead afirmó estar satisfecho por la velocidad a que la Marina ha reaccionado frente a la situación de urgencia, que llevó al barco hospital USS Comfort, el más grande de los que dispone Estados Unidos, a zarpar hacia Haití este sábado desde el puerto de Baltimore (costa atlántica estadounidense). Además, el USS Bataan, un buque anfibio en que viajan 2.200 infantes de Marina, se puso en marcha hacia el país caribeño en la mitad del tiempo en que suele desplegarse.
Sin embargo, el estado de las comunicaciones dificulta el reparto de la ayuda. Todos los accesos secundarios a las zonas más afectadas por el seísmo se encuentran bloqueados y el aeropuerto de Haití está completamente saturado.