El domingo está convocado en Crimea el referéndum que aprobará, nadie lo duda, la separación de la península del mar Negro del resto de Ucrania. El Gobierno de Kiev admite, cada vez con más claridad que es incapaz de frenar la consulta, incluso el mismo presidente del país, Alexander Terchínov ha admitido que el Ejército ucraniano no intervendrá en Crimea.
Pese a este estado de ánimo, el primer ministro interino ucraniano, Arseni Yatseniuk, se reunió con el presidente de Estados Unidos. Barack Obama pidió a Rusia que dé marcha atrás en el camino que ha tomado en la crisis en Ucrania porque, de no hacerlo, «habrá consecuencias», mientras Yatseniuk, prometió que Kiev «no se rendirá» ante Moscú.
Obama recibió a Yatseniuk en la Casa Blanca como muestra del apoyo de EEUU al nuevo Gobierno ucraniano, cuya legitimidad rechaza Rusia. «Vamos a seguir diciendo al Gobierno ruso que, si continúa por el camino actual, entonces nosotros y la comunidad internacional, con la Unión Europea, nos veremos obligados a hacer que Rusia pague un precio por sus violaciones del derecho internacional y su invasión de Ucrania», dijo Obama a los periodistas tras la reunión.
Según Obama, EEUU espera que el presidente ruso, Vladímir Putin, «esté dispuesto» a tomar otro camino en relación con la crisis de Ucrania y a dar marcha atrás en la intervención militar en la república autónoma ucraniana de Crimea.
Por su parte, Yatseniuk aseguró que Ucrania «no se rendirá» ante Rusia, cuya intervención militar en Crimea calificó de «inaceptable».
Las maniobras militares conjuntas de las Marinas de Bulgaria, Rumanía y Estados Unidos en el mar Negro han comenzado, un día más tarde de lo inicialmente previsto, en un momento especialmente delicado en la región por la crisis en la península ucraniana de Crimea.