Cientos de personas se congregaron este lunes en Liverpool (Inglaterra) para rendir homenaje al bebé británico con una enfermedad degenerativa irreversible Alfie Evans, que murió el 28 de abril tras ser desconectado de las máquinas de soporte vital que le mantenían con vida.
El público aplaudió al paso de la comitiva fúnebre en las calles adyacentes al estadio del Everton, antes de que la familia del bebé, que falleció con 23 meses, celebrara un funeral privado.
Los asistentes depositaron flores sobre los dos vehículos negros del cortejo, que portaban tributos en los que se leían mensajes como «guerrero» y «nuestro héroe».
El bebé, que estuvo ingresado en el hospital Alder Hey de Liverpol, fue desconectado tras una larga batalla judicial en la que los padres trataron de evitar que se le retirara el tratamiento que le mantenía con vida.
Los médicos y los jueces determinaron que el niño había sufrido daños irreparables en el tejido cerebral y optaron por la desconexión.
Los magistrados denegaron asimismo a los padres el permiso para trasladar a su hijo a Italia, donde un hospital pediátrico se había ofrecido para continuar ofreciendo al bebé soporte vital.