Un equipo de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) ha unido sus fuerzas con el Hospital Universitario de Berna (Suiza) para probar el primer páncreas artificial que se maneja desde una app del móvil. Este invento está pensado para aquellas personas que tengan diabetes grave e insuficiencia renal.
El estudio, publicado en la revista Nature Medicine, se basa en el procesamiento de datos en tiempo real y la conexión inalámbrica. A través de ello, los pacientes de riesgo podrán contar con una alternativa rápida y autónoma para controlar sus niveles de glucosa en sangre.
La gente que padece insuficiencia renal tiene más posibilidades de sufrir niveles anormalmente altos o bajos de azúcar en sangre, es decir, aumenta su riesgo de hipoglucemia e hiperglucemia.
Estas situaciones pueden suponer mareos, caídas e incluso el coma en algunos pacientes. Por este motivo, el páncreas artificial que se autogestiona desde una aplicación podría resultar provechoso para los diabéticos con insuficiencia renal.
Según los investigadores, el pequeño dispositivo que suplanta la función de un páncreas sano trabaja mediante tecnología similar a la que se usa en algunos relojes deportivos. De este modo, el páncreas artificial dispone de un sensor de glucosa, capaz de analizar la sangre del paciente, que manda la información recogida al teléfono móvil.
Seguidamente, el móvil ejecuta un algoritmo que calcula la insulina que necesita la persona en ese momento. Así, una bomba de insulina registra esos datos y suministra la dosis exacta.
Los investigadores han recalcado en su informe que “este hallazgo pone de manifiesto la importancia de utilizar un algoritmo adaptable, que pueda ajustarse en respuesta a las necesidades cambiantes de insulina de un individuo a lo largo del tiempo”.
Desde octubre de 2019 y hasta noviembre de 2020, el equipo ha puesto a prueba su estudio con 26 pacientes en tratamiento de diálisis. Según cuentan, 13 de esos participantes fueron tratados con el páncreas artificial y, por otro lado, los 13 restantes recibieron la terapia de insulina tradicional. Los resultados fueron favorables para los pacientes del páncreas artificial.
No obstante, a pesar de que el invento suponga reducir el número de pinchazos en el dedo para controlar los niveles de azúcar en sangre, varios participantes coincidieron en señalar lo incómodo que resultaba utilizar la bomba de insulina. Además, también les molestaba tener que cargar constantemente con el teléfono móvil.
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