El ataque del domingo contra la iglesia católica de Saint Francis en la ciudad nigeriana de Owo causó 22 muertos y 50 heridos, según el último balance ofrecido este martes por un funcionario de la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias. Asaltantes desconocidos atacaron la congregación en plena misa del domingo de Pentecostés con armas y explosivos. Las autoridades no habían publicado previamente ninguna cifra de víctimas y eran los informes facilitados por los medios en base a fuentes locales los que habían comunicado que las víctimas mortales del ataque ascenderían a más de 50 personas. Hasta el momento no se ha vinculado este ataque con una motivación religiosa pero no se descarta ninguna hipótesis.
Este violento suceso se produce en pleno proceso de elección del que puede convertirse en sucesor del presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari. Estos días se celebra una convención para elegir al abanderado del gobernante Partido de Todos los Progresistas (APC) para sucederlo en las elecciones presidenciales que tendrán lugar a principios del próximo año.
No hay nada atado, aparentemente, aunque algunas fuentes afirman que los gobernadores presionan para que un candidato presidencial del sur mayoritariamente cristiano suceda a Buhari, musulmán del norte de Nigeria. Eso iría en consonancia con un acuerdo no escrito en el que el poder alterna entre un candidato del norte mayoritariamente musulmán y el sur mayoritariamente cristiano. El principal partido de la oposición ya eligió al exvicepresidente y político veterano Atiku Abubakar, musulmán del norte, como su candidato presidencial la semana pasada, alterando el curso natural de los acontecimientos en caso de que este se alce con la victoria en los mencionados comicios en 2023.