París prohíbe desde este lunes el uso de climatización en comercios y establecimientos que tengan las puertas abiertas, con multas que podrían alcanzar los 150 euros, en un intento de reducir el derroche de energía. La medida pretende «poner fin» a este uso incorrecto de la climatización «en el contexto actual de emergencia climática y crisis energética», tras decisiones similares en otras ciudades del país como Lyon o Besançon, explicó el Ayuntamiento. El alcalde adjunto de París y responsable de Transición Ecológica en el Ayuntamiento, Dan Lert, se mostró «escandalizado» ante este fenómeno y lo definió como un «uso aberrante de la climatización», según dijo en Twitter.
Durante los repetidos episodios de canículas de las últimas semanas, ha sido común ver en París establecimientos con aparatos portátiles de aire acondicionado que expulsan el aire caliente a través de una puerta o una ventana abierta. Sin embargo, no todos los establecimientos cumplían hoy la nueva norma. «Nosotros tenemos la climatización aquí porque la máquina (de café) está caliente y puede llegar a hacer 45 grados en el local. No es un buen ambiente para trabajar», comentó a Efe un trabajador de una diminuta cafetería parisina.
En cambio, otros locales se han adaptado: «No tenemos climatización precisamente porque tendría que ser con la puerta cerrada», apuntó la jefa de un restaurante de la capital, que emplea ventiladores para enfriar el establecimiento. Esta medida no afectaría a aquellos restaurantes o bares que tengan una terraza exterior autorizada. El Gobierno francés prevé aprobar próximamente un decreto para generalizar esta prohibición a nivel nacional, según anunció el domingo la ministra de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher. Además, el Ejecutivo ultima otro decreto para uniformizar en todo el país la obligación de que letreros publicitarios luminosos y escaparates estén apagados entre las 1:00 y las 6:00 de la madrugada. El objetivo de estas medidas es recortar el consumo innecesario de energía mientras la Unión Europea y sus Estados miembros preparan una serie de acciones para reducir su dependencia energética de Rusia de cara al invierno ante un posible corte de la llegada de gas natural de ese país.