Rusia se ha puesto a la defensiva en casi todo el frente ante el empuje del Ejército ucraniano en el este y sur, mientras Kiev intenta crear con la ayuda de Occidente un escudo antimisiles que le permita hacer inútil la aplastante superioridad aérea rusa. El Ejército ruso ha comenzado a construir fortificaciones en toda la zona de «la operación militar especial», según informó el domingo el Ministerio de Defensa de Rusia en un comunicado. Esa estrategia defensiva incluye a Crimea, la región ocupada más afectada por la retirada rusa del norte de la vecina región de Jersón, ya que, si se lo propone, la artillería ucraniana podría alcanzar territorio peninsular. Los expertos militares no consideran que el «general invierno» sea aliado de Rusia, ya que el endurecimiento de las carreteras y los campos allana el camino para el avance de los tanques y blindados ucranianos.
En estos momentos, las tropas rusas sólo tienen la iniciativa en las afueras de Donetsk y en las cercanías de Vuhledar. Están a la defensiva en la margen izquierda del río Dniéper, en la región de Lugansk y en Zaporiyia. Por ello, los ingenieros rusos están construyendo en toda la línea del frente «trincheras, fosos y posiciones fortificadas ocultas», que «son capaces de resistir ataques de artillería, lo que permite a los soldados golpear al enemigo desde posiciones seguras», señala la nota castrense. Las construcciones de «hormigón armado» se instalan «rigurosamente» cada ciertas distancias e intervalos y su objetivo primordial es detener a los vehículos militares ucranianos que se desplazan «sobre ruedas u orugas». Los especialistas también están erigiendo «barreras» equipadas con explosivos en todo el frente de batalla, según explica Defensa.
«Las fortificaciones son capaces de dificultar con eficacia el avance de los blindados y las tropas del enemigo, lo que les obliga a marchar por zonas inexploradas», resalta. Moscú confía en que esas barreras artificiales obliguen a los soldados ucranianos, que llevan la iniciativa en el frente desde agosto, a escoger «rutas menos protegidas» ante el fuego de artillería ruso. Esta semana, el líder crimeo, Serguéi Axiónov, también admitió la construcción de fortificaciones en Crimea, territorio anexionado por Rusia en 2014 y objetivo final de la reconquista ucraniana.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció anoche que Kiev se propone incrementar el número de hombres en el sur del país y en el Donbás. «El principal problema es el frente. La provisión de nuestras tropas, la situación en ciertas secciones de la línea del frente (...), estamos planeando aumentar el número de banderas ucranianas en las ciudades del sur y este del país», explicó en su discurso de la noche del sábado. En relación a Donetsk, aseguró que Kiev están haciendo «todo lo posible para ayudar» a sus «héroes a resistir los ataques rusos». Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, siglas en inglés), Rusia estaría reforzando sus posiciones en todo el Donbás y en Zaporiyia. Los refuerzos provendrían del contingente de 30.000 soldados replegado la pasada semana de Jersón y también de los batallones de rusos movilizados. Uno de los destinos es Lugansk, donde el Ejército ruso no quiere que se repita en Severodonetsk o Lisichansk lo ocurrido a principios de octubre en Limán, bastión recuperado por los ucranianos. Moscú habría también desplegado entre 10.000 y 15.000 tropas en las inmediaciones del puerto de Mariúpol (Donetsk). El ISW cree que más hombres llegarán en las próximas semanas a medida que los movilizados y voluntarios completen su instrucción militar.
Mientras, las autoridades ucranianas intentan por todos los medios recibir de sus aliados occidentales garantías de seguridad. Ya que en su momento no aceptaron cerrar el espacio aéreo, ahora Kiev demanda ayuda para forjar una eficaz defensa antiaérea y antimisiles. «Ucrania necesita con urgencia una defensa antimisiles eficaz. ¡Con urgencia, antes del invierno! Una eficaz defensa de nuestros cielos es un elemento importante de las garantías de seguridad», explicó Andriy Yermak, asesor presidencial, al intervenir en una conferencia de seguridad en Halifax (Canadá). Por eso, adelantó, «Ucrania junto a sus socios más cercanos ha procedido a preparar una declaración conjunta sobre un escudo aéreo ucraniano», que tendría «varios niveles» y que sería parte de la seguridad aérea de toda Europa.
«Aunque hace mucho que es evidente que el plan del Kremlin ha fracasado. Rusia no ganará esta guerra. Eso no es suficiente. Ucrania debe ganar. La tiranía debe caer», dijo Yermak, quien insistió en el ingreso de su país en la OTAN. De hecho, Zelenski abordó este asunto el sábado con el primer ministro británico, Rishi Sunak, quien se comprometió en su primera visita a Kiev a enviar armamento y tecnología defensiva por valor de 50 millones de libras (57 millones de euros). Ese arsenal defensivo incluye 125 cañones antiaéreos, así como «herramientas tecnológicas para contrarrestar los mortíferos drones suministrados por Irán» y radares, todo lo cual se suma a los más de 1.000 nuevos misiles antiaéreos anunciados hace unos días por Londres. Al mismo tiempo, Francia anunció el domingo el suministro a Kiev de misiles antiaéreos Crotale.