La propuesta del presidente de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU), Friedrich Merz, de admitir la cooperación con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) a nivel municipal ha generado resistencia en las propias filas en la agrupación hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), donde se pide no cuestionar el cordón sanitario.
«La CSU rechaza toda cooperación con la AfD a cualquier nivel. La AfD es antidemocrática, ultraderechista y rompe el consenso social. No es compatible con nuestros valores», dijo el presidente de la CSU y primer ministro bávaro, Markus Söder. Dentro de la CDU, el alcalde gobernador de Berlín, Kai Wegner, y el ex primer ministro del estado federado del Sarre, Tobias Hans, entre otros, han salido al paso de unas declaraciones de Merz a la televisión alemana de que si alguien de la AfD era elegido en cargos municipales se trataba de una elección que había que aceptar y que había que buscar caminos de entendimiento.
«La CDU no puede y no quiere cooperar con un partido cuyo modelo social es el odio y la marginación», reaccionó Wegner en su cuenta de Twitter a las declaraciones de Merz. Hans, por su parte, ha recordado que hay una resolución de un congreso del partido en la que se rechaza toda cooperación con la AfD. La vicepresidenta del Bundestag, Yvonne Mangwas, ha sido más contundente. «Igual si es el Bundestag o en un ayuntamiento, un ultraderechista es un ultraderechista».
«El ultraderechista para un cristianodemócrata siempre es el enemigo», dijo. Otros diputados también se pronunciaron en contra de las declaraciones de Merz y recordaron la resolución del congreso del partido. La AfD tiene actualmente buenos resultados en las encuestas y en el este de Alemania ha logrado elegir un alcalde y un administrador de distrito.