Francia vive este jueves inmersa en la polémica por la defensa que el presidente Emmanuel Macron realizó la pasada noche del actor Gérard Depardieu, acusado de violación y agresiones sexuales por varias mujeres. Macron se declaró anoche un «gran admirador» del actor y descartó la posibilidad de retirarle la Legión de Honor, tal como había sugerido la pasada semana la ministra de Cultura, Rima Abdul Malak, mientras no haya una condena judicial.
Esa condecoración «no está para hacer la moral», puntualizó el presidente. Depardieu afronta tres denuncias por violación (dos por actrices francesas y la última presentada esta semana por una periodista española), y en 2020 fue acusado formalmente por un tribunal en uno de esos casos. Además, otra decena de mujeres le ha señalado públicamente pero sin denunciarle.
Además, un programa de televisión emitido en Francia a comienzos de este mes causó estupor por una serie de frases misóginas, sexistas e insultantes hacia las mujeres emitidas por el actor durante la grabación de un documental en 2018. «Hay una cosa en la que no me verán nunca, y es en las cacerías al hombre. Lo detesto», afirmó Macron en una entrevista en la noche del miércoles en la cadena de televisión pública France 5, en la que dijo que Depardieu «hace orgullosa a Francia».
Estas palabras han generado una tromenta de críticas, comenzando por el predecesor de Macron en el Elíseo, el expresidente socialista François Hollande, afirmó este jueves que «nosotros no estamos orgullosos de Gérard Depardieu». En unas declaraciones a la radio pública France Inter, Hollande lamentó que Macron no habló de «las mujeres agredidas y humilladas. Se esperaba que el presidente hablara de las mujeres y no que dijera simplemente que Gérard Depardieu es un gran actor».
También recordó que Macron había hecho de la causa de las mujeres uno de los grandes asuntos de su segundo mandato «y ya vemos cómo trata la cuestión de Gérard Depardieu». La presidenta de la Fundación de Mujeres, Anne-Cécile Mailfert, consideró en X (antes Twitter) que las palabras de Macron «son indignas, abyectas hacia las víctimas y anacrónicas», aunque consideró que entran dentro de la lógica porque el presidente «¿no ha defendido siempre a los poderosos?». Las frases de Macron «son una vez más un insulto al movimiento de la liberación de la palabra de las víctimas de violencias sexuales», subrayó la diputada ecologista ecologista Sandrine Rousseau.
«He sentido náuseas. Yo no estoy orgullosa, lejos de eso», confesó también en X Juliette Méadel, secretaria de Estado para Ayuda a las Víctimas en 2016-17 con el presidente François Hollande. En cambio, la diputada macronista Maud Bregeon señaló en el canal BFM que Macron «defendió el estado de derecho y la presunción de inocencia», dejando aparte el nivel de los comentarios del intérprete.
La ministra de Cultura no se ha manifestado aún sobre los comentarios del presidente, pero la pasada semana, cuando anunció que lanzaría un «procedimiento disciplinario» sobre la posibilidad de retirar la Legión de Honor al actor, calificó sus actos como «actitudes y palabras de una violencia, una brutalidad y una indignidad intolerables». Al día siguiente, Depardieu, por boca de sus abogados, puso su Legión de Honor a disposición de la ministra y se declaró víctima de «un linchamiento mediático».
Esta semana, el Museo Grevin, la famosa galería de figuras de cera del centro de París, retiró la figura de Depardieu ante las reacciones negativas de visitantes y en redes sociales. Por otra parte, las autoridades investigan las circunstancias de la muerte de la actriz Emmanuelle Debever, que en 2019 denunció «comportamientos inapropiados» de Depardieu durante un rodaje. La intérprete falleció el pasado 7 de diciembre en París tras haber saltado de uno de los puentes sobre el Sena.
En las últimas semanas, la provincia canadiense de Quebec le ha retirado su más alta distinción, y la pequeña localidad belga de Nochin, donde residió varios años -según sus críticos para pagar menos impuestos que en Francia- le retiró el pasado sábado la medalla de ciudadano de honor. El actor vive actualmente en otra pequeña localidad belga junto a la frontera francesa, Mont-Saint-Aubert, donde se habría refugiado, alquilando la casa de un amigo, para huir de la tormenta mediática que le rodea, según varios medios franceses.