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Temor y preocupación entre la comunidad ecuatoriana en Mallorca: «Estamos alarmados y tristes a la vez»

«Nos afecta a todos y cada uno de los que estamos lejos de casa», aseguran los representantes de diferentes asociaciones de ciudadanos del país sudamericano

Manuel Simbaña e Isabel Oviedo, presidentes de la Asociación Ecuatoriana Mallorquina y de la Asociación Ecuatoriana e Iberoamericana, respectivamente.

| Palma |

«Estamos alarmados, pero a la vez tristes por todo lo que está pasando en nuestro país», asegura Isabel Oviedo, presidenta de la Asociación Ecuatoriana e Iberoamericana, una de las principales entidades que aglutinan a la comunidad de aquel país en Mallorca. Y es que el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, se ha visto obligado a declarar este martes la existencia en el país de un «conflicto armado interno», ordenando a las Fuerzas Armadas ejecutar acciones militares para combatir el crimen organizado, que se ha adueñado de la nación.

La última muestra ha sido la irrupción de un grupo de encapuchados en un canal de televisión en la ciudad de Guayaquil, en plena crisis carcelaria en Ecuador, tras la fuga de uno de los reclusos más peligrosos del país, Fabricio Colón Pico, forzando al Gobierno a declarar el estado de excepción con toque de queda nocturno.

Desde la distancia, los cerca de 6.000 ecuatorianos residentes en las islas observan con enorme preocupación los acontecimientos que suceden en su país natal o el de sus familiares. La Asociación Ecuatoriana Mallorquina ha emitido un comunicado interno dirigido a sus socios, lanzando un mensaje a las autoridades competentes. «Rogamos a los gobernantes del Ecuador, a los Estados amigos y al Derecho Internacional intervengan para ayudar a restaurar la paz interna del país, erradicar las mafias y el tráfico de drogas que se apodera de las principales ciudades», reza la nota, en la que plasman la inquietud existente.

«Estamos muy preocupados por nuestras humildes familias que viven en Ecuador y que no quieren verse involucrados en esta forma de vida, en esta guerra de narcotraficantes, no saben qué camino seguir, no quieren salir de sus casas por riesgos que les peguen un tiro, las imagenes muestran una falta de respeto total a policias, universitarios, funcionarios… Es necesario ser solidarios con el Ecuador para restaurar un país sin violencia», concluye el comunicado.

Su presidente, Manuel Simbaña, reconoce que «hay preocupación, nuestras familias lo están pasando mal, no pueden si salir a la calle...», relata el dirigente de la Asociación Ecuatoriana Mallorquina, que reúne a unos 400 compatriotas. «El país vive una guerra por el nacrotráfico interno. Se la ha escapado de las manos al Gobierno, que debe imponerse porqu se vive con miedo», añade, a la par que admite que existe inquietud entre sus compatriotas en la Isla «porque todos tienen familia y amigos que sufren las consecuencias de esta crisis de enormes dimensiones».

En la misma línea se manifiesta Isabel Oviedo, presidenta de la Asociación Ecuatoriana e Iberoamericana de Mallorca, que aglutina a cerca de un millar de ciudadanos del país inmerso en esta crisis social, política y militar sin precedentes. «Nos afecta, porque nuestra gente lo está pasando mal. Están lejos, ante una situación insegura a todas luces y, si nosotros estamos atemorizados, imagínese ellos...», confiesa.

Oviedo ha palpado el sentir de sus compatriotas «que llevan horas pasándolo mal, pendientes de las noticias, de Internet, del teléfono... Gracias a las tecnologías podemos tener algo de información, pero eso no quita que la gente esté preocupada. Yo misma he estado hasta altas horas de la noche atenta a todo lo que acontecía», explica la presidenta de la entidad social y cultural, quien asegura, por lo que conoce y le llega «que las calles son un peligro en Ecuador. No se sabe dónde puede estar la amenaza y la vida no tiene valor para esos delincuentes, además de que el narcotráfico es el que controla las cárceles».

A su vez, reclama que la comunidad internacional se solidarice con Ecuador en un momento crítico «para intentar calmar la situación y poner orden», aunque mientras tanto, sigue en contacto y atenta a todo lo que pasa a miles de kilómetros de Mallorca. «Aunque hay segundas y hasta terceras generaciones de ecuatorianos ya en la Isla, nuestras raíces están allí, al igual que nuestras familias y sufrimos por ellos», concluye Isabel Oviedo.

Mientras, desde el Consulado de Ecuador en Palma de Mallorca no se quiso hacer valoración oficial alguna respecto a la crisis que azota al país, remitiendo a las informaciones que llegan a través de los canales institucionales y gubernamentales del país sudamericano, en el centro de la noticia en unas horas de alta tensión que se traslada hasta Baleares y España, donde reside una importantísima colonia ecuatoriana.

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