Las imágenes de agricultores en protesta cunden por distintos Estados de la Unión Europea. El sector primario se echa a la calle y reivindica mejoras en sus condiciones de trabajo y de vida, seriamente mermadas desde los tiempos de la pandemia. Cortes de carreteras, concentraciones y jornadas de paro se reproducen estos días en Francia, Alemania Italia, Portugal, Grecia, Polonia o Rumanía. Son solo ejemplos de profesionales que luchan contra los rigores actuales. A los incrementos de costes generados de forma directa o indirecta por la emergencia climática y la sequía debe añadirse el fin de las ayudas públicas al diésel profesional. En conjunto, el panorama se antoja preocupante para amplios espectros del campo europeo.
Mientras se multiplican las movilizaciones a escala comunitaria, en España varias organizaciones agrarias han anunciado un calendario de protestas en todo el país para pedir cambios en las políticas de la Unión Europea. En España, voces de la coalición de Gobierno han afirmado que las protestas que miles de trabajadores agrícolas responden a «razones justas» por las condiciones que vive el campo, y han instado a combatir la «competencia desleal» de terceros países y a revisar los márgenes excesivos que se producen a lo largo de la cadena agroalimentaria.
Entre tanto, el ministro del ramo Luis Planas intensifica su trabajo con reuniones con las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA. Asimismo, en un anterior encuentro con entidades ambientales de implantación internacional, Planas ha hecho hincapié en las políticas agrarias impulsadas para avanzar en sostenibilidad, algo que también se traslada al terreno específico de la ganadería, al tiempo que se asegura la rentabilidad y competitividad de las explotaciones. «No hay sostenibilidad, sin rentabilidad» y es necesario ese equilibrio para mantener la competitividad del sector agrario según el encargado de este campo en el Ejecutivo central.
Este es el mapa de las preocupaciones del campo europeo, que de una forma u otra repercutirán en movimientos a escala nacional e incluso local. Multitud de agricultores en Bruselas han presionado este jueves los líderes de la UE para que les ayuden a hacer frente a los impuestos, el aumento de los costes y las importaciones a bajos precios. En su movilización han lanzado huevos contra el Parlamento Europeo, provocando pequeños incendios cerca del edificio y lanzando fuegos artificiales. Un millar de tractores bloquearon las principales vías públicas de Bruselas, corazón de la UE, según cálculos de la policía.
En algunos se podían leerse lemas como «Si amas la tierra, apoya a quienes la gestionan», o «Sin agricultores no hay alimentos». «Si ven con cuánta gente estamos hoy aquí y si ven que es en toda Europa, hay que tener esperanza. Debemos tener esperanza de que esta gente [los políticos] vea que la agricultura es necesaria. Es nuestra comida» declaró a los medios convocados Kevin Bertens, un agricultor que trabaja a las afueras de Bruselas.
La presión ha surtido algún tipo de efecto y ya se han conseguido varias medidas, entre ellas las propuestas de la Comisión ejecutiva del bloque para limitar las importaciones agrícolas de Ucrania y flexibilizar algunas normas medioambientales sobre las tierras en barbecho. En Francia, donde los agricultores llevan semanas protestando, y los bloqueos en las carreteras se han cobrado la vida de dos personas en un accidente, el Gobierno ha abandonado sus planes de reducir gradualmente las subvenciones al diésel agrícola y en cambio ha prometido más ayudas. Pero los profesionales agrarios lamentan que con eso no basta, mientras las protestas recorren el centro y también el sur del Viejo Continente.
Las protestas en toda Europa se producen también como antesala de las elecciones al Parlamento Europeo previstas para el próximo mes de junio, en las que la extrema derecha se perfila como posible ganadora en múltiples zonas de la UE, en parte gracias al empuje de un sector primario en el que de cada vez más cala su mensaje con tintes de autarquía. De hecho, en el país galo se empiezan a sentir los efectos de las jornadas de cortes en carretera frente a los cuales las autoridades han sido entre comprensivas y permisivas, y el sector del transporte cuantifica las pérdidas de ingresos en cerca del 30 % en los últimos diez días por la incapacidad real de hacer las entregas en los tiempos previstos.
Al otro lado del Mediterráneo las acciones de los agricultores griegos van en aumento a pesar del paquete de concesiones del Gobierno nacional, y los tractores circulan por Salónica, la segunda ciudad del país con 1,5 millones de habitantes. Allí se celebra estos próximos días un importante evento agrícola y consideran que no existe mejor marco para plantear sus necesidades y urgencias. Anteriormente el primer ministro Kyriakos Mitsotakis proclamó un incremento de las ayudas de los 2.000 euros actuales hasta un máximo de 10.000 para cada productor de Grecia central, muy damnificada por las inundaciones del pasado otoño.