El 23 de febrero de 2022 Vladimir Putin lanzaba sus columnas de tanques contra Ucrania en lo que pretendía ser una invasión relámpago del país vecino. Pero los planes del presidente ruso pronto se vinieron abajo porque sus tropas se atascaron en los alrededores de Kiev y fracasaron en su intento de tomar la capital ucraniana por la vía rápida. A partir de aquí, el conflicto se fue desplazando hacia el sur de Ucrania y la región del Donbás hasta convertirse, dos años después, en una enquistada guerra de trincheras sin que se vislumbre ninguna posibilidad de paz. Así ha evolucionado el mapa de la guerra en Ucrania a lo largo de los dos años de conflicto:
Comienza la ofensiva
El discurso de Putin el 24 de febrero sirvió como pistoletazo de salida para que los miles de soldados rusos acumulados en la frontera ucraniana desde hacía meses entraran por varios puntos del país. Desde el sur, a través de Crimea (territorio anexionado por Rusia en 2014), partió un amplio convoy que rápidamente se hizo con varias localidades, incluida la central nuclear más grande de Europa, en Zaporiyia.
Por la amplia frontera del Este cruzaron también blindados y tanques rusos: en el noreste para hacerse con Chernígov, Járkov y Sumy y, a su vez, a través de Donbás. Esta última zona está compuesta por las regiones de Lugansk y Donetsk, que tenían ya buena parte bajo control ruso desde el año 2014 mediante el apoyo a las fuerzas separatistas. La incursión que partió del Donbás permitió acceder hasta la importante ciudad portuaria de Mariúpol. En esta localidad se produjo uno de los grandes asedios de la guerra, en la acería de Azovstal, donde miembros del batallón Azov se atrincheraron durante semanas. Este asedio finalizaría a mitad del mes de mayo, cuando gradualmente se fueron entregando los últimos militares.
Por último, el principal eje de acción en esta primera parte de la invasión fue el del norte en dirección a Kiev, el gran objetivo ruso. No obstante, este frente pronto demostraría las fragilidades del Ejército de la Federación rusa, que logísticamente se empantanó en su camino hacia la capital, generando un convoy estancado de más de 60 kilómetros de largo. El ejército ruso trató de avanzar hasta Kiev a lo largo de más de 300 kilómetros, con la intención de hacer una pinza a la capital entrando por varios puntos, sin embargo, la resistencia ucraniana y los problemas organizativos acabarían desmoronando los panes.
Rusia se retira de Kiev
Durante el primer mes de guerra abierta decenas de localidades cayeron en manos rusas y, en algunas de ellas, se produjeron episodios como el de la masacre de Bucha. Con todo, el Ejército del Kremlin no llegó nunca a tomar la capital. El 29 de marzo, el mismo día de la negociación en Turquía entre ambos países, Rusia decide retirarse. El 31 de marzo se produce el pico de territorio ucraniano en manos de Rusia y a partir de ese día comenzarían a abandonar el frente del norte.
En un principio este cambio de estrategia se vendió como una muestra de buena voluntad para apaciguar las tensiones con Ucrania y comenzar a negociar un final de la guerra. No obstante, en la práctica se demostraría que se debía a un cambio de foco, que pasaría de Kiev al Donbás y los territorios de Jersón y Zaporiyia. El 30 de mayo Rusia se adentra en Severodonetsk y, tras conquistar el 3 de julio Lisichansk, terminan de hacerse con toda la región de Lugansk.
Ucrania recupera la iniciativa y parte de su territorio
Poco duraría el avance ruso en el Donbás. En septiembre de 2022 la iniciativa en el campo de batalla pasaría a manos ucranianas. Entre el 6 y el 14 de septiembre, las fuerzas ucranianas recuperarían 8.500 kilómetros cuadrados de territorio, 388 localidades y 150.000 personas volverían a estar bajo el paraguas del Gobierno de Zelenski. Muchas de estas conquistas se produjeron sin enfrentamientos, ya que las tropas rusas fueron retirándose de estos lugares a medida que llegaba el Ejército ucraniano. Como ocurrió tras recuperar Bucha, Ucrania encuentra en Izum una fosa común con centenares de cadáveres sin identificación.
Las conquistas ucranianas no se produjeron solo en el noreste, sino también en la provincia de Jersón, donde las tropas ucranianas empujaron contra el río Dniéper a los soldados que ocupaban la capital de la región. Es en ese contexto de avance ucraniano en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, anuncia el 21 de septiembre una "movilización parcial" de sus ciudadanos. Cerca de 300.000 rusos serían llamados a filas.
El 8 de octubre se produciría el ataque ucraniano con mayor simbolismo en el conflicto. Un misil lanzado por Ucrania impacta en el puente de Crimea, inutilizando varios carriles y provocando desconcierto en Rusia por la incapacidad de detectar un ataque a una de las vías de suministro de la península anexionada. Este hecho sería respondido dos días después por el alto mando ruso con un ataque masivo a todo el país.
Ucrania recupera Jersón
Dentro de los territorios recuperados por Ucrania, quizás el más significativo ha sido el de la ciudad de Jersón. Esta localidad fue la única capital de provincia conquistada por Rusia en el transcurso de la invasión. Además, era una de las cuatro regiones anexionadas a través de los referéndums ilegales realizados a finales de septiembre y ratificados poco después por la Federación Rusa. Moscú considera Jersón como parte de su territorio, al mismo nivel que cualquier otra ciudad del país.
La situación estratégica de Jersón complicó el apoyo logístico necesario por parte de Rusia para defender la ciudad, puesto que la separa un extenso río, el Dniéper. Rápidamente las fuerzas ucranianas fueron ganando terreno en la orilla occidental de la provincia y en los aledaños de la ciudad. El 3 de noviembre la bandera rusa dejó de ondear en la antigua sede administrativa, dando paso a las especulaciones sobre la retirada del Ejército del Kremlin y de las autoridades prorrusas.
Aunque Ucrania se adentró con cautela para evitar que una posible trampa rusa les pillara desprevenidos, el 11 de noviembre Kiev dio por recuperada la ciudad y tres días después Zelenski ya estaba en el centro de la urbe izando la bandera ucraniana. Esta sería una de las imágenes más icónicas de la guerra y también el punto álgido de Ucrania en su camino por reconquistar territorio ocupado, ya que sería uno de los últimos grandes avances ucranianos en el conflicto.
Rusia vuelve a avanzar en el Donbás
Poco después de recuperar Jersón, el conflicto volvería a estancar sus frentes y se pasaría a una guerra posicional. Con la llegada del invierno los avances se ralentizaron y Rusia centraría desde entonces sus esfuerzos en los bombardeos masivos para afectar la infraestructura crítica y militar ucraniana. Zelenski acentúa su papel diplomático, y el 21 de diciembre viajaría a Estados Unidos, en su primer desplazamiento fuera del país desde el inicio de la invasión. Además, comenzaría a pedir de manera más insistente los carros de combate Leopard, una discusión que inundaría las agendas de los líderes occidentales y cuya decisión estaba en manos de Alemania.
En diciembre las tropas rusas, junto con un amplio destacamento de mercenarios del Grupo Wagner, intensifican sus ataques en el Donbás. La localidad de Soledar se convierte en el foco de la guerra y tras varias semanas de combates, Rusia se hace por primera vez en meses con una nueva ciudad. Aunque los avances están siendo lentos, las fuerzas de Moscú avanzan una vez más en Ucrania.
La toma de Bajmut y la contraofensiva ucraniana
En mayo de 2023, los mercenarios del Grupo Wagner recuperaron Bajmut después de meses de intensos combates que prácticamente redujeron a cenizas esta ciudad de la región de Donetsk. Sería el último éxito militar de Rusia en muchos meses porque Zelenski estaba preparando ya una contraofensiva a gran escala para ese verano. En su intento de detener el avance ucraniano en el sur, Moscú tomó una decisión drástica: la voladura de la presa de Kajovka, que desbordó el Dniéper e inundó miles de hectáreas en la región del Jersón.
Pero ese desastre ecológico de consecuencias aún difíciles de calcular no detuvo los planes de Zelenski y en junio comenzó la contraofensiva ucraniana, que tenía como objetivo romper las líneas rusas en el sur y llegar hasta la costa del mar Negro para interrumpir el corredor terrestre entre Crimea y la Federación Rusa.
La contraofensiva ucraniana tuvo su mayor éxito en la toma de Robotine, una pequeña localidad de la región de Zaporiyia, donde las tropas de Kiev consiguieron romper la primera línea de defensa rusa. Sin embargo, el avance ucraniano pronto fue perdiendo fuelle hasta acabar estancado.
El frente se estabiliza, empieza la guerra de trincheras
Finalizado el verano, la guerra se convirtió en una batalla de artillería y, salvo pequeñas escaramuzas, el frente ha permanecido estable desde entonces, con los dos ejércitos atrincherados en posiciones defensivas y sin posibilidad de romper el statu quo. Rusia, con mayor capacidad artillera, ha castigado sin descanso las posiciones ucranianas mientras Zelenski apremia a Occidente para que reactive la ayuda militar a Ucrania, estancada por la pasividad europea y las disputas políticas en el Congreso de EEUU.
Moscú está aprovechando esa mayor capacidad armamentística para recuperar la iniciativa en la guerra, aunque sin conseguir grandes avances en el frente. Esta semana, sin embargo, ha celebrado su primer gran éxito desde la toma de Bajmut con la conquista de Avdiivka, un importante centro industrial a escasos kilómetros de la capital de Donetsk, que llevaba una década resistiendo a las fuerzas prorrusas.