Los líderes de la OTAN esperan acordar, en la cumbre que celebrarán en Washington entre el 9 y el 11 de julio, la ayuda financiera de 40.000 millones de euros anuales para Ucrania propuesta por el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, que confía en que esta cifra sea la referencia «mínima» para un apoyo que quiere que se revise y se amplíe de forma anual.
La cumbre, la primera en la que participa Suecia como miembro de pleno derecho, arrancará el 9 de julio con la conmemoración del 75 aniversario de la Alianza y contará, en su segunda jornada, con la presencia del presidente ucraniano, Volomidir Zelenski. Como representantes de la UE, asistirán el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, permanecerá en Bruselas para preparar el pleno de la Eurocámara en el que se votará su renovación el día 18.
Stoltenberg busca dejar su impronta con un compromiso financiero de la OTAN para Ucrania en el que será su último encuentro con los líderes como secretario general antes de pasar el testigo en octubre a su sucesor, el ex primer ministro neerlandés Mark Rutte. «Espero que se hable de 40.000 millones como base mínima para poder, en caso de necesidad, proporcionar más apoyo, y garantizar que Ucrania dispone de las fuerzas necesarias para derrotar a los invasores rusos», ha afirmado Stoltenberg en la rueda de prensa previa a la cumbre de Washington, pese a que se ha rebajado notablemente su aspiración inicial de establecer un paquete de ayuda plurianual de 100.000 millones para garantizar el respaldo robusto y a largo plazo a Kiev.
Fuentes aliadas ven «muy probable» una mención específica a esa cifra en el texto final de conclusiones, ya que consideran que el acuerdo está «prácticamente cerrado». Los miembros del bloque prevén contribuir al fondo de forma solidaria sobre la base de unos criterios que no serán de dominio público, aunque España ha comprometido ya que aportará 1.000 millones de euros. «Debemos mantener el apoyo económico y militar de forma que se garantice la victoria de Ucrania y su defensa frente a la agresión rusa hoy y en el futuro», ha defendido Stoltenberg, que quiere lograr una mayor «previsibilidad y responsabilidad» frente a las «grandes lagunas y retrasos en el apoyo» comprometido por algunos aliados.
El ex primer ministro noruego espera despedirse tras una década al frente de la Alianza con «un paquete fuerte para Ucrania, con una nueva ayuda de la OTAN, un compromiso financiero del mando de la OTAN para Ucrania, anuncios adicionales sobre más apoyo militar, acuerdos bilaterales e interoperabilidad». Asimismo, los líderes del bloque militar instarán al secretario general a crear la figura de un enviado especial que represente a la vecindad sur tras el reciente acuerdo del plan de acción para el sur, aunque no se establecerán, por el momento, los plazos ni las candidaturas para ocuparlo.
En su encuentro, los aliados discutirán también cómo abordar el itinerario de la adhesión de Ucrania a la OTAN, que debe pasar por garantizar la interoperabilidad de las fuerzas aliadas y domésticas, así como la modernización institucional. Aunque fuentes aliadas insisten en que la continuidad de la guerra hace imposible la entrada de Ucrania en la OTAN, se espera que el texto de las conclusiones refleje «claramente» que el futuro de Ucrania está en la Alianza con una referencia al concepto del camino «irreversible» que ha emprendido Kiev, pero siempre ligado al proceso de reformas basado en méritos que debe afrontar el país.
Las mismas fuentes aseguran que China será «el elefante en la habitación» debido la «preocupación» que ha generado la dimensión de su relación con Rusia, sobre todo en lo que respecta al crecimiento de las exportaciones de recursos de uso dual, aquellos con fines tanto militares como civiles, y su potencial utilización en la guerra de agresión contra Ucrania. Pese a que no hay aún constancia de que Pekín esté enviando material de tipo exclusivamente militar, recalcan que es probable que se haga un llamamiento a la necesidad de que Pekín tenga una actuación «más responsable» dado su peso en el escenario internacional como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.