Tras la euforia por el éxito de los Juegos Olímpicos de París, el presidente francés, Emmanuel Macron, se enfrenta ahora a la cruda realidad de buscar un Gobierno que tendrá que elaborar antes del otoño un presupuesto que pueda ser aprobado por un Parlamento caracterizado por una fragmentación inédita. La izquierda ha sido la primera que ha presionado a Macron para que mueva ficha una vez terminados los Juegos Olímpicos el pasado domingo, como ya lo intentó antes de que empezaran, sin ningún éxito con la propuesta de una candidata al primera ministra, Lucie Castets, una alta funcionaria del Ayuntamiento de París desconocida hasta hace menos de un mes.
«No tendría que ser necesario poner presión, el simple respeto de las instituciones debería llevar a Emmanuel Macron a nombrar a Lucie Castets», ha señalado este martes la diputada Danièle Obono de La Francia Insumisa (LFI), el partido de Jean-Luc Mélenchon. Obono se ha referido a la iniciativa de Castets, que ha escrito a todos los parlamentarios franceses, salvo a los del ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, a los que no considera compatibles con los valores de la República francesa, para justificar la que considera pertinencia de su candidatura para dirigir un Gobierno, pero asumiendo la realidad de las fuerzas.
La joven pretendiente a primera ministra (37 años) admite que la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), que reúne a los 182 diputados de LFI, del Partido Socialista (PS), de los Ecologistas y del Partido Comunista Francés (PCF) y de otras formaciones menores se queda muy lejos de los 289 de una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Pero aun así, considera viable su proyecto gracias a que espera una «evolución de las prácticas parlamentarias y de las relaciones entre el poder ejecutivo y el poder legislativo» para una discusión previa de los textos que se lleven al Consejo de Ministros.
No obstante, señala las «cinco grandes prioridades» que la izquierda tiene intención de sacar adelante, empezando por «el poder adquisitivo y la justicia social». Eso incluiría la subida del salario mínimo a 1.600 euros netos mensuales (actualmente son algo menos de 1.400), la derogación de la reforma de las pensiones de Macron (que retrasa la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años) o subidas de impuestos para los ricos y las multinacionales.
Obono ha dicho que la izquierda necesitará para aplicar ese programa apoyo de «movilizaciones lo más amplias posibles» a la vuelta de las vacaciones en septiembre, lo que da a entender que confía en esa acción con ayuda de los sindicatos para que los diputados de centro o de derechas voten o al menos no se opongan a medidas que están en contradicción con sus programas. El presidente hizo oídos sordos a las pretensiones del NFP en julio, cuando en nombre de una «tregua» Olímpica dejó en suspenso hasta «mediados de agosto» la resolución del empantanamiento de la situación política salida de las elecciones legislativas que él había convocado de forma anticipada en junio. Su calendario en los próximos días apunta a que no tiene intención de cambiar de actitud ni de precipitarse.
Macron va a darse tiempo
No hay ningún consejo de ministros a la vista de su Gobierno en funciones y sus próximas citas oficiales, desde su residencia oficial de vacaciones en el Fuerte de Brégançon, en la costa mediterránea, son la conmemoración el jueves del 80 aniversario del desembarco aliado en Provenza en Tolón, y dos días después el de la liberación de la ciudad de Borme les Mimosas. Por tanto, «no hay ninguna oportunidad de que sea esta semana» cuando se nombre a un nuevo primer ministro, según un miembro del actual Ejecutivo citado por Le Figaro.
El todavía primer ministro en funciones, Gabriel Attal, y el jefe del partido macronista Renacimiento, Stéphane Séjourné, que sigue siendo el ministro de Exteriores, han escrito a los responsables de los otros partidos parlamentarios, salvo a RN y a LFI, a los que consideran descalificados de entrada, por incompatibles con los valores republicanos. El objetivo declarado de la carta enviada este martes es pedirles en la actual situación parlamentaria, en el que ninguno de los tres grandes bloques (izquierda, extrema derecha y centro-derecha) tiene una mayoría suficiente para gobernar en solitario diálogo y «la superación de las fracturas habituales».