El Ejército de Israel ha ordenado este viernes una nueva evacuación forzada en una zona del centro-sur de Gaza que hasta ahora había sido declarada por los militares como «segura» para la población palestina. La orden, comunicada por el portavoz en árabe del Ejército, el coronel Avichay Adraee, afecta a varios barrios al este de Deir Al Balá y al norte de Jan Yunis, cuyos habitantes tendrán que moverse inmediatamente a nuevos refugios ante el comienzo inminente de ataques aéreos israelíes en el área.
En el caso de Jan Yunis trata de tres sectores que hasta ahora pertenecían al, según Israel, espacio protegido para los cientos de miles de desplazados que llevan moviéndose por todo el sur de Gaza desde hace meses por orden de las autoridades israelíes.
El portavoz israelí ha explicado que la decisión ha tenido lugar «en el contexto de la explotación de la zona humanitaria para actos terroristas» y, por lo tanto, «estos sectores no se considerarán parte de la mencionada zona desde este momento», hace saber en un mensaje publicado en su cuenta de la red social X. El caso de Deir al Balá también tiene su importancia porque la localidad es una de las pocas poblaciones de Gaza en las que el Ejército israelí todavía no ha realizado una operación a gran escala por tierra.
Por su parte las autoridades de Estados Unidos se han sumado a las condenas por el ataque perpetrado el jueves por colonos israelíes en la localidad cisjordana de Jit, obra de «criminales» en palabras del embajador norteamericano en Israel, Jack Lew, que se ha mostrado «consternado». «Estos ataques deben parar y los criminales tienen que rendir cuentas», ha reclamado Lew en un mensaje publicado en redes sociales, horas después de que se confirmase la muerte de un joven palestino por heridas de bala. Los colonos incendiaron también varias viviendas.
El Ejército israelí ha confirmado la detención de una persona por su presunta relación con estos incidentes y ha anunciado una investigación conjunta con el Shin Bet, la agencia de Inteligencia de Israel, y la Policía. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha subrayado también que «se toma en serio» estos ataques y ha prometido perseguir a los responsables. La Autoridad Palestina, sin embargo, ha puesto en duda este compromiso ante lo que considera un «terrorismo de Estado organizado».
Su Ministerio de Exteriores ha reclamado en un comunicado «la imposición de sanciones disuasorias contra el sistema colonial racista, el desmantelamiento de las milicias terroristas y el persecución de sus miembros». En este sentido, ha señalado que lo ocurrido el jueves en Jit fue un ataque intencionado perpetrado por unas cien personas que no habrían actuado en ningún caso si no se sintiesen protegidos por el Gobierno de Netanyahu y, en particular, por el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir.