La ruptura del Gobierno de coalición alemana abre el camino hacia unas elecciones anticipadas en Alemania una vez que el jefe de Gobierno, el socialdemócrata Olaf Scholz, no supere la moción de confianza prevista para el 15 de enero, como es de esperar.
Estas son las claves del camino establecido y detallado en la Ley Fundamental germana hacia las elecciones anticipadas, que probablemente tengan lugar en primavera si la fecha de la moción de confianza no se adelanta, como ya ha exigido la oposición.
En conformidad con el artículo 68 de la Ley Fundamental, el canciller, según anunció el miércoles, solicitará el 15 de enero al Bundestag un voto de confianza, con la expectativa de que la Cámara Baja no se lo dé y así se convocarán elecciones anticipadas que el socialdemócrata Scholz espera le sean favorables.
A continuación, el canciller podrá pedir al presidente, Frank-Walter Steinmeier, que disuelva el Bundestag y dispondrá de un plazo máximo de 21 días para hacerlo. Una vez disuelto el Parlamento deben celebrarse nuevas elecciones en un plazo máximo de 60 días. En este caso a finales de marzo o principios de abril. Tras la disolución del Bundestag, el canciller y sus ministros seguirán desempeñando sus respectivos cargos en funciones.
Las tres carteras ocupadas por los liberales que quedan vacías tras el cese del ministro de Finanzas, Christian Lindner, y la salida por decisión propia de los de Justicia, Marco Buschmann, y Educación, Bettina Stark-Watzinger, podrían ser asumidas por otros ministros, si bien el canciller puede proponer diferentes sucesores. La cuarta cartera ocupada por los liberales, la de Transporte y Asuntos Digitales, seguirá a petición personal de Scholz en manos de Wolfgang Wissing, quien anunció que deja su partido para que su decisión no suponga una carga.
No obstante, con la disolución del Bundestag y la convocatoria de nuevas elecciones, la actividad política quedará paralizada, ya que los partidos pasarán de inmediato al modo campaña. Esto podría tener relevancia en lo que respecta al presupuesto federal de 2025 de no lograr aprobarse, que es lo más probable. Entonces entraría en vigor la llamada gestión presupuestaria provisional y sólo se podrá incurrir a partir de enero en gastos para los que exista una obligación legal.
En la historia de la República Federal, sólo cuatro cancilleres se sometieron a un voto de confianza, aunque únicamente dos de ellos buscaban, como pretende la Ley Fundamental con esta opción, obtener el voto de confianza, mientras otros tres perseguían precisamente lo contrario: no logar la mayoría. En 1982, el canciller socialdemócrata Helmut Schmidt se sometió a un voto de confianza para calmar una crisis de coalición, aunque ese mismo año perdió una moción de censura.
En 2001, el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder utilizó el voto de confianza para asegurarse la aprobación del controvertido despliegue de la Bundeswehr -las fuerzas armadas- en Afganistán. En tres ocasiones, no obstante, el voto de confianza fue una maniobra para allanar el camino hacia unas elecciones anticipadas: en 1972, por el canciller sociademócrata Willi Brandt; en 1982 por el canciller conservador Helmut Kohl; y en 2005 por Schröder. Los dos primeros consiguieron con esta maniobra reforzar sus coaliciones, pero en el caso de Schröder, su partido perdió las elecciones a favor de los conservadores, que asumieron el gobierno con Angela Merkel.