La convulsión política en Nepal ha alcanzado niveles sin precedentes este septiembre, tras unas protestas anticorrupción que han dejado un saldo trágico de 25 fallecidos y más de 633 heridos según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Salud nepalí. Este episodio violento ha provocado la dimisión del primer ministro Khadga Prasad Sharma Oli, de 73 años, y ha puesto de manifiesto la creciente brecha generacional que caracteriza la política del país asiático.
El aeropuerto internacional de Katmandú reanudó sus operaciones este miércoles, apenas 24 horas después de haber cerrado sus puertas debido a la intensidad de las manifestaciones. Las autoridades aeroportuarias confirmaron que la normalidad está volviendo gradualmente a la capital, aunque la tensión social permanece palpable en las calles de la ciudad himalaya.
En medio de este panorama turbulento, una figura ha emergido como posible catalizador del cambio: Balendra Shah, el alcalde de Katmandú de 35 años, conocido por su pasado como rapero y su estilo distintivo con blazer oscuro y gafas de sol. Shah representa una rareza en un sistema político dominado por legisladores de avanzada edad y se ha convertido en el favorito de muchos jóvenes nepalíes para liderar un gobierno de transición.
La generación Z toma las riendas
Las protestas que han sacudido Nepal fueron organizadas principalmente por el colectivo «Gen Z Nepal», un movimiento que representa a más de la mitad de los 30 millones de habitantes del país que tienen menos de 30 años. Este grupo demográfico, históricamente subrepresentado en las estructuras de poder, ha encontrado en Balendra Shah un posible representante para sus aspiraciones de renovación política.
«Deberías ser nuestro nuevo primer ministro», escribió Rewant Adhikari en la red social X, sumándose a numerosas voces que piden a Shah que se postule como candidato a liderar el gobierno. La popularidad del joven alcalde de la capital se debe en parte a su capacidad para conectar con las nuevas generaciones a través de plataformas como Instagram, donde mantiene una activa presencia, algo inusual entre los políticos tradicionales nepalíes.
Expertos como Balaram K.C., ex juez de la Corte Suprema y especialista constitucional, han sugerido que Shah debería formar parte del grupo de representantes de la Generación Z que mantendrán conversaciones con el presidente Ram Chandra Poudel para determinar los próximos pasos políticos. Esta inclusión representaría un cambio significativo en la tradición política de la nación himalaya.
Nepal ha experimentado múltiples transiciones políticas desde que abandonó su monarquía en 2008. Sin embargo, los gobiernos sucesivos han sido criticados por su incapacidad para abordar problemas estructurales como la corrupción y el desempleo, factores que afectan especialmente a la población joven. La pandemia de COVID-19 agravó esta situación, provocando un retroceso económico que ha incrementado la frustración entre los ciudadanos.
Las relaciones con España y otros países occidentales han sido fundamentales para el desarrollo de proyectos de cooperación internacional en Nepal. Desde España, diversas ONG han implementado programas de ayuda humanitaria y desarrollo sostenible, especialmente tras el devastador terremoto que sacudió el país en 2015, cuyas consecuencias aún se sienten una década después.
Los analistas políticos señalan que la crisis actual podría representar un punto de inflexión para la democracia nepalí. La profesora Hari Sharma, especialista en política asiática de la Universidad Complutense de Madrid, considera que «el movimiento de protesta liderado por jóvenes en Nepal refleja una tendencia global de descontento con las élites políticas tradicionales, pero con características únicas debido al contexto geopolítico de la región himalaya».
El cierre temporal del aeropuerto de Katmandú supuso un duro golpe para la economía nepalí, altamente dependiente del turismo. Según datos de la Oficina de Turismo de Nepal, el país recibió aproximadamente 1,2 millones de visitantes en 2024, y las previsiones para 2025 apuntaban a un incremento del 15 % que ahora podría verse comprometido por la inestabilidad política. Las protestas también han afectado a los proyectos de desarrollo que se estaban implementando en colaboración con organismos internacionales.
El Banco Mundial aprobó recientemente un paquete de ayuda de 300 millones de euros para mejorar las infraestructuras, especialmente en áreas rurales donde el acceso a servicios básicos sigue siendo limitado para gran parte de la población. El impacto de la crisis política nepalí trasciende sus fronteras. China e India, que comparten frontera con Nepal, siguen con atención los acontecimientos, conscientes de la importancia estratégica del país. Asimismo, diplomáticos españoles en la región han expresado su preocupación por la escalada de violencia y han instado a todas las partes a buscar una solución pacífica que permita restaurar la estabilidad institucional.
Que llamen a Bad Bunny para presidente.