La situación en el flanco oriental europeo ha escalado en las últimas jornadas a niveles de tensión inusitados, no vistos como mínimo desde el inicio de la invasión de Ucrania. En los últimos días, las declaraciones desde Moscú han elevado el tono de forma preocupante, mientras que la respuesta de la OTAN no se ha hecho esperar. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha declarado este lunes que la Alianza Atlántica está «de facto en guerra con Rusia», una afirmación que ha encendido todas las alarmas en las cancillerías occidentales.
El detonante inmediato de esta nueva crisis ha sido la incursión de drones rusos en espacio aéreo de Polonia, un incidente que las autoridades rusas no han confirmado oficialmente, pero tampoco han desmentido. La respuesta de la OTAN ha sido activar la iniciativa «Centinela Oriental», un refuerzo significativo de las capacidades de vigilancia y defensa en su frontera este.
Reino Unido ha confirmado en las últimas horas su participación activa en esta nueva iniciativa, desplegando aviones de combate Typhoon que se unirán a las misiones de defensa aérea sobre territorio polaco. «El compromiso de Reino Unido de ayudar a la OTAN para defender cada centímetro del territorio aliado es inquebrantable», han declarado desde el Ministerio de Defensa británico, subrayando la gravedad con la que se percibe la situación.
Las tensiones actuales se enmarcan en un contexto más amplio de maniobras militares que Rusia y Bielorrusia están llevando a cabo en la región. Estos ejercicios han generado especial preocupación entre los miembros orientales de la OTAN, particularmente en los países bálticos y Polonia. Las autoridades españolas, por su parte, mantienen una vigilancia activa de la situación, aunque España no ha anunciado todavía medidas específicas de refuerzo en el flanco oriental.
El enclave ruso de Kaliningrado, situado entre Polonia y Lituania, representa uno de los puntos más sensibles en esta crisis. Esta región, separada del territorio principal de Rusia, alberga importantes instalaciones militares y sistemas de misiles que pueden alcanzar gran parte de Europa. Los analistas militares consideran que, en un escenario de escalada, Kaliningrado podría servir como plataforma para operaciones ofensivas contra territorios de la OTAN.
No menos importante es el llamado «corredor de Suwalki», una estrecha franja de apenas 65 kilómetros que conecta Polonia con Lituania y separa Kaliningrado de Bielorrusia. Los expertos en estrategia militar consideran que este corredor podría ser el primer objetivo en caso de una hipotética acción militar rusa, ya que su control permitiría unir Kaliningrado con el territorio de su aliado bielorruso, aislando a los estados bálticos del resto de la OTAN.
Seguridad europea
La escalada verbal y las medidas militares adoptadas por ambas partes han elevado la temperatura geopolítica en Europa a niveles que recuerdan los momentos más tensos de la Guerra Fría. Los países del Este de Europa, especialmente aquellos que formaron parte del antiguo bloque soviético, asisten con gran preocupación a los movimientos de Moscú y reclaman una respuesta contundente de sus aliados occidentales.
En España, fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por este medio han confirmado que se mantiene un seguimiento constante de la situación, en coordinación con los aliados de la OTAN. Aunque nuestro país se encuentra geográficamente alejado del epicentro de la crisis, España podría verse implicada en un refuerzo de las capacidades defensivas de la Alianza si la situación continúa deteriorándose.
El incremento de la retórica bélica por parte del Kremlin coincide con el aumento del apoyo occidental a Ucrania. Según datos de la OTAN, en los últimos 6 meses se ha producido un incremento del 35 % en el volumen de material militar enviado al frente ucraniano, lo que ha provocado una respuesta cada vez más agresiva por parte de Moscú. El propio Peskov ha señalado que «al brindar apoyo directo e indirecto al adversario de Moscú, la Alianza se ha involucrado de facto en el conflicto armado».
Puntos estratégicos bajo vigilancia
La OTAN ha identificado varios puntos críticos que están siendo objeto de especial vigilancia. Además del ya mencionado corredor de Suwalki, la frontera entre Polonia y la región de Kaliningrado representa un punto de fricción permanente. Los sistemas de radar y defensa aérea de la Alianza monitorizan constantemente la actividad militar en esta zona, donde se han detectado movimientos inusuales en los últimos días.
Otro punto de tensión se encuentra en el mar Báltico, donde las armadas de Rusia y de la OTAN mantienen una presencia constante. Los ejercicios navales rusos anunciados han puesto en alerta a las fuerzas navales aliadas, que han reforzado sus patrullas en estas aguas estratégicas. Según fuentes militares, la presencia de submarinos rusos en el Báltico ha aumentado un 40 % en el último trimestre. El espacio aéreo sobre los países bálticos también es objeto de especial atención. Los cazas de la OTAN que participan en la misión de Policía Aérea del Báltico han tenido que interceptar, según datos oficiales, más de 25 aeronaves rusas que se aproximaron peligrosamente al espacio aéreo aliado en lo que va de 2025, un incremento del 60 % respecto al mismo período de 2024.
Con todo la Unión Europea ha expresado su preocupación por la escalada de tensiones y ha hecho un llamamiento a la contención. La presidenta de la Comisión Europea ha declarado que «Europa no permitirá que se amenace la seguridad de ninguno de sus miembros» y ha anunciado la posibilidad de imponer nuevas sanciones económicas a Rusia si continúa con su política de provocación.
Estados Unidos, por su parte, ha reafirmado su compromiso con la seguridad europea. El Pentágono ha anunciado el despliegue adicional de sistemas de defensa antimisiles en Polonia y Rumanía, así como el refuerzo de su presencia naval en el Mediterráneo oriental. Según analistas militares, estos movimientos buscan enviar un mensaje claro a Moscú sobre la determinación occidental de defender a sus aliados. Las perspectivas a corto plazo no son optimistas.
Los expertos en relaciones internacionales coinciden en señalar que el conflicto en Ucrania ha entrado en una nueva fase, caracterizada por la implicación cada vez más directa de las potencias occidentales y el endurecimiento de la postura rusa. El riesgo de un incidente que pueda desencadenar una escalada incontrolada es mayor que nunca, especialmente en zonas fronterizas como el corredor de Suwalki o el espacio aéreo sobre el Báltico. Precisamente en este contexto de creciente tensión, es donde la diplomacia parece haber quedado relegada a un segundo plano. La sombra de un conflicto de mayor envergadura planea sobre Europa, mientras ambas partes continúan reforzando sus posiciones militares y endureciendo su retórica.
El uniforme es muy chuli. Mas les vale no meterse por en medio de las maniobras Zapad-2025, esas van en serio...