No todas las reacciones han sido positivas ni todas las palabras esperanzadoras. El acuerdo puesto encima de la mesa por el presidente Donald Trump, y aceptado por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para que regresen todos los rehenes y se detenga la ofensiva militar en la Franja de Gaza se ve obligado a sortear obstáculos internos desde el minuto uno.
El plan para Gaza presentado por Trump y aceptado por Netanyahu divide al ejecutivo israelí en clave interna. Este martes el radical ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha manifestado abiertamente su oposición a la propuesta, considerando que deja la seguridad de Israel «en manos de extranjeros». Esta fractura interna se produce mientras tanto Hamás como otros grupos palestinos analizan su posicionamiento frente a una iniciativa que podría marcar el futuro del conflicto en la región.
Smotrich, conocido por sus posturas ultraderechistas y por ser colono, ha utilizado su cuenta en la red social X, antes Twitter, para criticar duramente los términos del acuerdo propuesto en Washington. El ministro ha señalado que esta propuesta supone «volver, después del 7 de octubre y tras dos años de dedicación, valentía y sacrificio de un pueblo de leones, con costes dolorosos y con logros dramáticos, gracias a Dios y con su ayuda en todos los frentes, a la vieja concepción de dejar nuestra seguridad en manos de extranjeros y fantasías de que alguien más hará el trabajo por nosotros».
Para el titular de Finanzas, este plan representa un retroceso a los tiempos de los Acuerdos de Oslo firmados en 1993, al incluir elementos como «cánticos políticos de 'dos estados', 'los palestinos gobernarán a los palestinos', la creación de una policía palestina entrenada por Egipto y Jordania» y otorgar a Catar un papel relevante. Las declaraciones de Smotrich reflejan una profunda división en el seno del gobierno liderado por Netanyahu.
El ministro ha llegado a afirmar que Israel «pierde una oportunidad histórica» con la que podría haberse «liberado de las cadenas de Oslo», mostrando así el descontento de los sectores más conservadores del ejecutivo israelí con una propuesta que consideran demasiado conciliadora. Mientras Israel debate internamente, las reacciones desde el lado palestino no se han hecho esperar. La organización Yihad Islámica ha sido la primera en posicionarse claramente, calificando el plan propuesto por Trump como «una receta para la continuación de la agresión contra el pueblo palestino» que «propicia una explosión regional».
El secretario general del grupo, Ziyad al Najalá, ha declarado que se trata de «un acuerdo entre Estados Unidos e Israel, que refleja la postura israelí en su totalidad», según recoge el diario 'Filastín', vinculado a Hamás. En algunos de los puntos del acuerdo se cita expresamente la desmilitarización completa de Gaza, algo que no solo atañe a los islamistas que precipitaron los hechos del 7 de octubre, sino también al resto de organizaciones armadas que desde hace tiempo operan en la zona.
El plan presentado por el presidente estadounidense incluye la creación de un órgano de gobierno provisional para Gaza que estaría presidido por él mismo, una propuesta que ha generado escepticismo entre los grupos palestinos. La reacción oficial de Hamás, sin embargo, aún no se ha producido, y su posicionamiento será determinante para el futuro de esta iniciativa. Por su parte, Irán ha optado por la cautela, manifestando que prefiere esperar a conocer la postura oficial de Hamás antes de expresar su opinión sobre el plan, que otros como Catar o Turquía sí ven con buenos ojos.
El plan presentado por Trump llega en un momento crítico tras más de dos años de intenso conflicto en la Franja. Desde los ataques del 7 de octubre de 2023, la situación en Gaza ha sido extremadamente complicada, con miles de víctimas civiles y una crisis humanitaria sin precedentes. La propuesta estadounidense busca establecer un nuevo marco para la gobernanza de Gaza, con participación internacional y un enfoque basado en la solución de dos estados, así como en el abandono de las armas por parte de las facciones islamistas palestinas y el arrinconamiento de la Autoridad Nacional Palestina.
Sin embargo, este planteamiento choca frontalmente con las posiciones de los sectores más radicales tanto en Israel como entre los grupos palestinos, que mantienen posturas maximalistas. El peso político de Smotrich dentro de la coalición gobernante es significativo, lo que complica la posición de Netanyahu a la hora de tomar decisiones que puedan contrariar a este sector ideológico. Sin embargo, la incógnita sobre la respuesta oficial de Hamás mantiene en vilo a la comunidad internacional. Si el grupo islamista rechaza la propuesta, como podría apuntar la reacción de Yihad Islámica, las perspectivas de paz a corto plazo se verían seriamente comprometidas.
Pregunto desde la ignorancia: el acuerdo busca "el arrinconamiento de la Autoridad Nacional Palestina". Había entendido que Hamas son terroristas, pero la ANP es elegida democráticamente. O la democracia nos vale sólo cuando nos gusta?? 🤔