El conflicto en Ucrania continúa su escalada con una serie de ataques y contraataques que marcan la agenda de este primer lunes de noviembre de 2025. Las Fuerzas Armadas de Ucrania han confirmado un bombardeo sobre una refinería de petróleo en la región rusa de Sarátov, a unos 700 kilómetros de Donetsk, defendiendo la legitimidad de estos objetivos al considerarlos cruciales para la continuación de la invasión lanzada por el presidente Vladímir Putin en febrero de 2022. Paralelamente, las defensas aéreas ucranianas lograron una importante victoria al neutralizar, durante la noche del domingo al lunes, un misil hipersónico Kinzhal y 115 de los 138 drones de largo alcance lanzados por Rusia contra su territorio, demostrando una capacidad de intercepción significativa frente a la amenaza aérea.
Por su parte, las Fuerzas Armadas de Rusia han reportado, también en la madrugada de este lunes, una nueva batería de bombardeos sobre Ucrania, en el marco de una campaña militar que, según Moscú, ha resultado en supuestos avances en el este del país vecino. Específicamente, se refieren a la ciudad de Pokrovsk, situada en la región en disputa de Donetsk, cuyo control es considerado clave tanto en términos logísticos como simbólicos para ambos bandos. El Ministerio de Defensa ruso ha asegurado que sus militares han ingresado y afianzado posiciones en el barrio de Prigordoni, al tiempo que habrían repelido ataques en otros frentes con los que, según su versión, las tropas ucranianas «intentaban romper el cerco».
Además de los movimientos en el frente, el Gobierno ruso también ha informado de avances en la ciudad de Kupiansk, en la provincia de Járkov, donde, según su versión, «el enemigo fue expulsado de cuatro posiciones fortificadas en la zona industrial». No obstante, las autoridades ucranianas no se han pronunciado al respecto de estas afirmaciones. En el ámbito interno ucraniano, el mayor de la Guardia de Fronteras, Yuri Kasiánov, ha denunciado en una carta abierta al Parlamento que su unidad de élite de drones habría sido disuelta como represalia por sus quejas sobre supuestas irregularidades en las inversiones para la producción de aparatos no tripulados de ataque. Finalmente, en un incidente relacionado con la seguridad regional, las autoridades de Letonia han detenido a una persona acusada de recopilar información sobre el sector de la defensa, incluyendo datos sobre el despliegue de fuerzas de la OTAN, para después pasársela al servicio de Inteligencia militar de Rusia (GRU).
Escalada de ataques ucranianos contra la infraestructura energética rusa
La ofensiva ucraniana contra objetivos en territorio ruso ha cobrado una nueva dimensión con el reciente bombardeo a la refinería de petróleo en la región de Sarátov. Este ataque se inscribe en una estrategia de Kiev que busca impactar directamente en la capacidad logística y económica de Moscú, al considerar que la infraestructura energética rusa es fundamental para sostener la maquinaria de guerra. Las autoridades ucranianas han reiterado en múltiples ocasiones que estos objetivos son «legítimos» en el contexto de la invasión, ya que su destrucción o daño dificulta el suministro de combustible a las tropas rusas y genera presión interna. Este tipo de acciones no son aisladas; desde principios de 2024, Ucrania ha intensificado sus ataques con drones contra refinerías y depósitos de combustible en diversas regiones de Rusia, buscando interrumpir el suministro de hidrocarburos y, por ende, la financiación de la guerra. La refinería de Sarátov, como otras instalaciones similares, representa un punto neurálgico en la cadena de producción y distribución de energía, lo que la convierte en un blanco de alto valor estratégico para las fuerzas ucranianas.
La noche del domingo al lunes de 2025 fue testigo de una intensa actividad aérea sobre Ucrania, con un masivo lanzamiento de misiles y drones por parte de Rusia. Sin embargo, la capacidad de defensa antiaérea ucraniana demostró su eficacia al interceptar un misil hipersónico Kinzhal y 115 de los 138 drones de largo alcance. La neutralización de un Kinzhal es particularmente significativa, ya que se trata de un misil aerobalístico con capacidad nuclear, diseñado para evadir los sistemas de defensa convencionales debido a su velocidad hipersónica (hasta Mach 10) y su trayectoria maniobrable. Su intercepción subraya la mejora y el apoyo de los sistemas de defensa occidentales, como los Patriot, que han sido cruciales para contrarrestar esta amenaza aérea constante. La alta tasa de derribo de drones, que supera el 80%, también es un indicador de la resiliencia de las defensas ucranianas frente a los ataques de saturación, que buscan agotar los recursos y la moral de la población.
Supuestos avances rusos en el frente oriental
En el frente oriental, el Ministerio de Defensa ruso ha proclamado avances en Pokrovsk, una ciudad en la región de Donetsk que ha adquirido una importancia estratégica creciente. Según Moscú, sus fuerzas han logrado ingresar y afianzar posiciones en este centro logístico clave y nudo de comunicaciones en la parte occidental de la provincia, lo que la convierte en un objetivo prioritario para Rusia en su intento de consolidar el control sobre la región. Su captura permitiría a las fuerzas rusas mejorar sus líneas de suministro y abrir nuevas rutas de avance. De manera similar, Rusia ha reportado progresos en la provincia de Járkov, afirmando haber expulsado al enemigo de cuatro posiciones fortificadas en la zona industrial. Kupiansk es otro nudo ferroviario vital, cuya posesión es crucial para el control de las rutas de transporte en el noreste de Ucrania. Sin embargo, es importante destacar que estas afirmaciones rusas no han sido verificadas de forma independiente y las autoridades ucranianas no han emitido comentarios al respecto, lo que es habitual en un conflicto de información donde ambos bandos buscan proyectar una imagen de éxito.
La guerra moderna ha puesto de manifiesto la importancia crítica de los drones en el campo de batalla, tanto para reconocimiento como para ataque. En este contexto, la denuncia del mayor Yuri Kasiánov, de la Guardia de Fronteras de Ucrania, sobre la disolución de su unidad de élite de drones es un asunto de gran relevancia. Kasiánov ha alegado que esta medida es una represalia por sus denuncias de supuestas irregularidades en las inversiones destinadas a la producción de aparatos no tripulados. Las acusaciones de corrupción en la adquisición o fabricación de equipos militares pueden tener un impacto devastador en la moral de las tropas y en la eficacia operativa. Este incidente subraya los desafíos internos que enfrenta Ucrania, incluso mientras lucha contra la agresión externa, y la necesidad de garantizar que los fondos se utilicen de manera eficiente para fortalecer sus capacidades defensivas.
Por otra parte la seguridad en los países bálticos, miembros de la OTAN, sigue siendo una preocupación constante ante la actividad de los servicios de inteligencia rusos. La detención en Letonia de una persona acusada de recopilar información sobre el sector de la defensa y el despliegue de fuerzas de la OTAN para el servicio de Inteligencia militar de Rusia (GRU) es un claro ejemplo de esta amenaza. El GRU, la principal dirección de inteligencia del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, es conocido por sus operaciones encubiertas y su agresiva recopilación de información en el extranjero. Este tipo de actividades de espionaje buscan obtener datos sensibles sobre capacidades militares, planes de defensa y movimientos de tropas, lo que podría comprometer la seguridad de la Alianza Atlántica. La mencionada detención en Letonia resalta la vigilancia constante de los países de la OTAN para contrarrestar las operaciones de inteligencia hostiles y proteger su infraestructura crítica y sus activos militares.
Con todo el conflicto en Ucrania, que se intensificó con la invasión a gran escala de Rusia en febrero de 2022, ha transformado el panorama geopolítico global. Lo que comenzó como una operación militar especial, según la terminología rusa, se ha convertido en una guerra prolongada con profundas implicaciones humanitarias, económicas y políticas. Desde el inicio, Rusia ha buscado desmilitarizar y «desnazificar» Ucrania, así como asegurar el control de territorios estratégicos en el este y el sur del país, incluyendo la anexión de Crimea en 2014 y, posteriormente, de las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Ucrania, con el apoyo militar y financiero de Occidente, ha resistido la agresión, defendiendo su soberanía e integridad territorial. La guerra ha provocado una crisis de refugiados masiva, ha generado sanciones económicas sin precedentes contra Moscú y ha reconfigurado las alianzas internacionales, fortaleciendo la OTAN y la unidad europea. A finales de este 2025, el conflicto sigue siendo un punto de tensión global, con ataques mutuos, avances y retrocesos en el frente, y un constante debate sobre la ayuda militar y las posibles vías para una resolución pacífica.
InterventorSi si lo mismo te digo... Rusia es un tigre de papel...una economía canija en decadencia intentando ganar a un conjunto de economías que le dan cien vueltas.