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Guerra Rusia-Ucrania

Acuerdo de paz de Ucrania: Los puntos inasumibles para todas las partes

Cualquier acuerdo de paz duradero requerirá concesiones significativas y garantías de seguridad robustas para los actores implicados

El presidente ucraniano y su esposa, en Kiev | Foto: Efe

| Kiev |

En horas intensas de diplomacia y negociaciones en la esfera de las relaciones internacionales, tras la propuesta del presidente Donald Trump para alcanzar una paz duradera en Ucrania tras casi cuatro años de encarnizado conflicto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha señalado este miércoles uno de los puntos que no contentan ni a Kiev ni a sus socios europeos. Una de las cláusulas de la propuesta de Washington para poner fin a la guerra en Ucrania comporta limitar a 600.000 los efectivos del ejército ucraniano. Esta condición, que inquieta en Bruselas y algunas capitales del Viejo Continente, es un ejemplo y no único de los puntos de fricción que ponen en tela de juicio la viabilidad práctica del plan de paz de Trump.

No solo Europa y el bando ucraniano han subrayado elementos de difícil cumplimiento, o directamente inalcanzables en el plano de la real politik. Para Rusia, complacida por ejemplo con la eventual retirada de las tropas de Volodímir Zelenski de la región de Donetsk, cerrar por completo las rencillas afloradas en las últimas décadas con el conjunto de Europa se antoja dificultoso. No obstante, El asesor internacional del Kremlin, Yuri Ushakov, rechazó este lunes las modificaciones introducidas por los países europeos al plan de paz para Ucrania presentado por Estados Unidos.

«Muchas, yo diría que no todas, pero muchas de las cláusulas de ese plan nos parecen totalmente aceptables», señaló sobre el plan original que fue refutado por Kiev y los aliados europeos al considerarlo demasiado prorruso.

El plan que Washington presentó a Moscú en Alaska rechazaba categóricamente el ingreso de Ucrania en la OTAN, mientras la nueva versión deja espacio a una decisión consensuada de los países miembros de la Alianza Atlántica. Además, obligaba a Ucrania a abandonar todo el Donbás, cuando sus tropas aún controlan en torno al veinte por ciento del territorio de Donetsk, la zona más fortificada del país invadido por orden de Vladímir Putin. Dicho sea de paso: la retirada de las últimas plazas fuertes que le quedan en el Donbás entraña un peligro adicional para Ucrania. A pesar de comprender un área desmilitarizada, la retirada aproximaría de forma notable a los ejércitos rusos a las regiones de Járkov y Dnipropetrovsk, comprometiendo de este modo zonas hasta ahora resguardadas ante los rigores de futuras operaciones militares.

Desde una perspectiva humanitaria, la retirada podría provocar un desplazamiento masivo de población, ya que muchos residentes de las zonas controladas por Ucrania en el Donbás podrían optar por huir antes que vivir bajo ocupación rusa. Además, la pérdida de control sobre estas áreas industriales y agrícolas tendría un impacto económico devastador para Ucrania, dificultando aún más su recuperación post-conflicto. La idea de una zona desmilitarizada, aunque atractiva en teoría, ha demostrado ser difícil de implementar y mantener en la práctica, especialmente en un conflicto con la complejidad y la intensidad del ucraniano. La comunidad internacional debería considerar cuidadosamente las consecuencias a largo plazo de tal medida antes de respaldarla.

Algunos analistas internacionales han destacado, además, que la limitación del número de tropas ucranianas en 600.000 resulta un tanto inverosímil dado que, probablemente, Kiev cuente con un número inferior de soldados en el actual estado de la ofensiva rusa. Por otra parte, ningún estado europeo cuenta actualmente con un número tan elevado de militares. Esta cuestión conecta con otra que contemplaría la actuación en la zona de una fuerza multinacional que, hasta el momento, la mayoría de actores internacionales no han querido concretar.

Por otro lado, el estatus de neutralidad que debería adquirir Ucrania en el nuevo contexto supone una palanca más de incertidumbre. La reforma legal, que debería ser emprendida por el gobierno de Zelenski o quien le sustituya en un futuro próximo, concierne una reforma constitucional, y no está claro qué papel desempeñarían en tal escenario los nacionalistas ucranianos, quienes históricamente han defendido una orientación proeuropea y la integración en estructuras de seguridad occidentales como la OTAN. La Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, ha reconocido que «hay algunos detalles delicados, pero no insalvables, que deben resolverse y requerirán más conversaciones entre Ucrania, Rusia y Estados Unidos», lo que refrenda la complejidad de este punto.

Para la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la prioridad es clara: «la primera prioridad es que cualquier acuerdo debe garantizar una paz justa y duradera, y debe garantizar la seguridad real de Ucrania y Europa como nación soberana», dejando en el ambiente una velada referencia a la amenaza que implicarían «futuros ataques» de Moscú si no se cumplen estas condiciones. La neutralidad, en este contexto, no puede ser sinónimo de vulnerabilidad. La historia reciente de Ucrania, especialmente desde 2014, ha demostrado que la neutralidad sin garantías de seguridad robustas puede ser insuficiente para disuadir agresiones que desemboquen en pérdidas de territorio y soberanía. Por ello, cualquier propuesta de neutralidad deberá ir acompañada de mecanismos de seguridad creíbles y vinculantes que aseguren la integridad territorial y la soberanía del país a largo plazo, un aspecto que aún no ha sido resuelto de manera satisfactoria en las negociaciones.

El conflicto en Ucrania, que se inició con la invasión a gran escala de Rusia en febrero de 2022, ha marcado un antes y un después en la geopolítica europea. A lo largo de estos casi cuatro años, los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución pacífica han sido constantes, aunque a menudo infructuosos. Desde los Acuerdos de Minsk de 2014 y 2015, que intentaron abordar la situación en el Donbás, hasta las conversaciones de Estambul en los primeros meses de la invasión, la búsqueda de la paz ha sido una prioridad para la comunidad internacional. Sin embargo, la complejidad de los intereses en juego y la profunda desconfianza entre las partes han impedido hasta ahora un avance significativo. La propuesta del presidente Trump se enmarca en esta larga serie de iniciativas, buscando ofrecer una nueva vía para la desescalada. No obstante, como se ha visto, su formulación inicial ha generado más controversia que consenso, evidenciando que cualquier acuerdo de paz duradero requerirá concesiones significativas y garantías de seguridad robustas para todas las partes. La historia del conflicto ucraniano se articula como un recordatorio constante de la fragilidad de la paz y la necesidad de una diplomacia persistente y creativa para superar los obstáculos más arraigados. El camino hacia una resolución definitiva sigue siendo incierto, pero la presión por encontrar una salida pacífica no cesa.

2 comentarios

user perrymason | Hace 18 días

CovidiotsSupongo que si tu vecino entra en tu casa, mata a la mitad de tu familia, te destroza el salón y se queda la cocina, el baño y los dos coches que tienes en el garaje le das la enhorabuena y un abrazo. El genocida es Putín, tiene 1600 causas pendientes por crímenes de guerra. No se que hace un pro ruso en Occidente viviendo libre mientras el pueblo ruso está volviendo a la época de la URSS dónde no había libertades y todo estaba controlado por el Estado...van camino de Corea del Norte.

user Covidiots | Hace 19 días

Un timo Del genocida zelenski EL ESCÁNDALO NUNCA TERMINA" Hungría ahora quiere saber en detalle qué paso realmente con los miles de millones de fondos de los contribuyentes europeos -Que terminaron en en Kiev. Rastrearlo inevitablemente conducirá a la Madre de Todas las Estafas

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